domingo, 25 de enero de 2015

A ella le gusta el chocolate

A ella le gusta el chocolate,
No estoy seguro de por qué,
Pero le gusta mucho;
No se ve mal comiéndolo
Porque sonríe un poco
Cuando lo siente en su paladar,
Tiene una linda sonrisa
Que combina a la perfección
Con ese par de enormes ojos,
Ojos tan grandes
Que a veces da miedo mirarlos
Porque sabes que nada,
Ni el más mínimo detalle,
Se les escapa;
Y, sin embargo,
Los miras
Porque es muy placentero,
Porque es importante
Luchar contra tus miedos
Cuando te separan
De lo que necesitas
Para ser feliz
Aunque sea por un segundo,
El efímero respiro
De una gota de lluvia;
Sí, vale la pena,
Te llena el alma.

A ella le gusta quedarse en silencio
Por un breve lapso de tiempo
Con la vista fija en algún punto
Alejado de todo lo terreno,
No estoy seguro de qué piensa,
Aunque tengo la impresión
De que ella tampoco
Lo tiene del todo claro;
Parece ser que se libera,
Que se da licencia para deambular
En busca de detalles llenos de color
O llenos de ausencia de color,
Para dejar huellas de honestidad
En un asfalto indeciso,
Para preguntarse,
Tan solo para sus adentros,
Por qué el mundo es así,
Un mundo lleno de detalles
Que las personas pasan de largo,
De canciones por escuchar,
De historias por contar,
De ideas que no son más
Que ideas.
Siempre te sorprende
Con alguna frase,
Con algún gesto,
Con algún movimiento de su mano,
Luego volteas a verla
Tan solo para darte cuenta
De que está mirando el suelo,
Guiando sus pasos
Uno tras otro
Sin ganas de ser alguien
Porque sabe de antemano
Que ya lo es,
Que no importa que no todos la vean,
Que ser un poco invisible
Puede llegar a ser positivo
Si no permites que la invisibilidad
Te destruya la cabeza,
O si dejas que te la destruya
Con absoluta consciencia
De que no serás el mismo
Y de que deberás aceptar
Tu nuevo ser,
Comenzar de nuevo.
Sí, ella se ve natural,
Fluida,
En caída libre,
Delineada por mano divina
En un lienzo inexistente
A las cinco de la tarde,
Temperatura exacta,
Excelente iluminación,
Aura purpúrea
Sobre sus pómulos,
Sobre una ciudad sin nombre
Que arde en llamas
Mientras las personas
Se refugian en recuerdos
Que nunca ocurrieron;
Ella es una contradicción,
Es cierto,
Pero una contradicción
Que no incomoda,
Que se deja llevar por la brisa
Proveniente de un océano remoto,
Un poco de calma no mata a nadie,
Un poco de tempestad tampoco,
Tal vez el aburrimiento sí,
Tal vez las frustraciones,
Los días que no se cuentan,
Las pequeñas batallas que se pierden
En el más profundo silencio;
Ella no te matará,
Te lo aseguro,
Aunque, quizá, a su lado,
Tras alguna sorpresa,
Mires tus zapatos
Tan solo para darte cuenta
De que llevas años muriendo.
Es posible que un día te despiertes
Con el corazón muy agitado
Porque acabas de entenderlo,
Ella puede ser tu salvación,
Una pisca de sal,
Un amuleto de la suerte,
El atrapasueños  que nunca colgaste
En la esquina superior de tu cama
Por miedo a que no funcionara;
A veces las ideas son suficientes,
A veces una persona las supera.

Ella transmite serenidad,
Suele ponerse collares largos
Y no le gustan mucho los tacones,
Entiende que la vida consiste en etapas
Que debes vivir en el momento justo
Cuando sientas que es lo correcto
Porque un llanto interior te exaspera,
Cree en el pasado porque sabe que existe
Y a veces le gusta darle la mano
Para sentirlo una vez más
Aunque sepa que no es más que un fantasma;
Le gusta sentir más de lo que piensa,
Pensar más de lo que observa,
Observar más de lo que lee,
Leer mucho;
Le gustan las bromas sencillas
Acompañadas de buena música,
Acariciar un pequeño gato,
Ponerse un saco con cuello de tortuga
Y manejar los viernes en la tarde;
Volar se le hace natural
Aunque no lo haga más que en sueños,
Siempre sueña y eso la hace feliz,
Parece que viviera
Un par de vidas que se complementan
Y se sintiera bien con ese secreto,
Con el universo que crea
Gracias a experiencias pasajeras
A las que suele agregarse
Un capricho extraño del destino.
No le gustan las fotografías
Ni la falta de honestidad,
Pero creo que a nadie le gustan,
Que tan solo las aceptamos
Como parte de la cotidianidad,
Que nos dibujamos entre ellas
Sin pensarlo demasiado;
Ella sí lo piensa,
Suele estar segura de lo que quiere,
Suele estar segura de quién es,
Suele estar segura de sus errores, 
Lo que le da el derecho a seguir andando
Sin sentir que le falta el aire,
Parece haberse dado cuenta
De que todo pasa
Y la vida sigue siendo hermosa
Aunque no siempre nos demos cuenta
Por andar ensimismados.

A ella le gusta el chocolate,
Me alegra que le guste
Porque sonríe cuando lo come
Y eso parece resumirlo todo,
Un infinito instante,
Una mirada.

Por: Juan José Cadena D.

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