domingo, 1 de febrero de 2015

tecleando

A veces no se me ocurre nada
Que valga la pena escribir,
Pero de igual manera escribo
Cualquier banalidad
Que se cruce por mi mente.
La mejor historia
Puede estar escondida
En cualquier parte,
No entiendo la tendencia
A buscarla en conversaciones
O en pensamientos ajenos,
Historias sin alma
Que entretienen,
Que te hacen perder el tiempo
Mientras sientes
Que es una inversión,
Que te conectas de vez en cuando
Para recibir la libertad
Que te ha sido esquiva
Hasta en tus sueños
Por la inexistencia misma
En la que se desenvuelve;
Víbora corpulenta,
Diamante en bruto,
Ladridos,
Un dibujo en el brazo izquierdo
Condenado a desaparecer
Con la lentitud implacable
De un par de días,
Con el tedio
Entre sus trazos.

Sí, no tengo nada que decir,
Nadie tiene nada que decir,
Pero seguimos escuchándonos
Los unos a los otros
Y hasta tenemos el descaro
De mirarnos a los ojos
Cada cierto tiempo
Para rehacer nuestro ego
Enterrado en pupilas ajenas,
En la utopía divina
De una mirada sincera;
¿Qué es peor que el juicio?
¿La aceptación de tu imagen?
¿La entelequia del comienzo?
¿Aprender a respirar cada día
Para no perder la costumbre?
No, todo depende del contexto
Y el contexto depende de ti;
A veces no hay nada peor
Que quedarse sin palabras,
Estancado entre silencios amorfos
Que no quieres romper
Aunque creas que es lo correcto.
Me pregunto qué tan singular seré
Y me río de la pregunta,
Luego recuerdo que ustedes,
Fantasmas en mi mente
Que cobran vida a través
De sus esquivos sentidos,
Siguen aquí leyendo estas líneas
E intento retomar la seriedad;
Para fortuna del universo,
Encontramos respuestas
En el lugar menos esperado,
Razón suficiente para seguir escribiendo,
Para tener la efímera esperanza
De que algún alma se conectará
Con mis palabras,
Hará el “click” que tanto ansía
Que le dará el derecho
De respirar con suavidad,
Aliviado,
Celebrando la victoria,
El golpe definitivo
A la decadencia
De unos pensamientos
Que parecen ser nuestros.
La construcción del sentido
Es un zigzagueo constante
En el que alienamos
Todo lo que somos
Y terminamos conformándonos
Con un par de frases estéticas,
Convenciéndonos a nosotros mismos
De que acabamos de habar con Dios;
La quintaesencia de la vida
Se esconde en las trivialidades
De algún tercero que no conocemos,
De otro mentiroso
Que quiere jugar a ser poeta
Y se ha quedado sin inspiración;
No lo culpen, por favor,
La inspiración es una chica caprichosa,
Una mentira más tangible
Que la mayoría de los objetos materiales,
Un avión sin rumbo fijo
Dando vueltas en el océano
Que siempre parece dirigirse
A un amanecer lejano,
A ese paisaje roto,
A tentaciones desmembradas.

Voy a contar una historia
Porque me siento en deuda
Con todos ustedes,
Llevo 459 palabras sin decir nada
Y no me gusta deberle tiempo a nadie,
Ni siquiera a mi propia muerte;
No hay peores deudas
Que las tácitas.
El problema ahora
Es que no tengo la menor idea
De por dónde empezar
Porque la vida real no está sectorizada
Y todo transcurre en el mismo plano,
De modo que solo te hablo de instantes,
De inseguros instantes
Que se filtran por mi subjetividad,
Y estaba ella sentada de medio lado
De seguro preguntándose
Si valía la pena gastar horas enteras
Enfrentándose a cuestiones
Que no resolverá jamás.
Tenía unos zapatos color oliva,
Movía un poco el pie izquierdo
Mientras pensaba,
Sus rodillas no tenían nada especial
Y sus gestos eran honestos.
A veces nos envolvíamos
En una burbuja léxica bilateral,
Desconexión total,
¿Enfrentamiento?,
No, ahora somos aliados
Y queremos luchar contra los días;
Ambos fingíamos ser más fuertes
De lo que en verdad somos
Y esa era la base del contacto,
El jugar a ser espejos,
Fallar en el intento,
Hacerlo una vez más
Tan solo para fallar de nuevo;
A veces es hermoso equivocarse.
Los fantasmas me hablaban al oído
Porque siempre aparecen
En el momento menos indicado
Mientras su cabello se desplegaba
De manera natural sobre sus hombros,
Le daba un toque de elegancia
Del que no es consciente,
Esa elegancia que,
Sin problema alguno,
Puede causar obsesiones
Al reunirse con la picardía
Espontanea de una sonrisa,
De una frase sencilla
Que denota tranquilidad onírica,
Una cucharada de miel,
Un tic-tac que pierde su importancia.
Fin de la historia,
La releo y me siento feliz
Porque todo parece tener sentido
Y logré inmortalizar el pasado
Aunque sea tan solo de manera aparente,
También me siento extraño,
No entiendo por qué ando compartiendo
Lo que pasa en mi vida con los demás
Y creo que hasta podrían hacerme daño
Si alguien entendiera cada palabra
De lo que digo;
Luego recuerdo que no soy tan importante.
Tengo ganas de comer helado
Y me gusta mucho el color azul,
Ando tecleando sin parar;
A fin de cuentas,
¿Qué puede ser más hermoso
Que un enigma?


Por: Juan José Cadena D.

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