domingo, 26 de julio de 2015

¿Nos vemos a las 5?

Saludarnos, caminar,
Dale una vuelta al parque
Mientras hablamos
Sin siquiera darnos cuenta
De las palabras que decimos;
Pensar que el tiempo no existe
Y, sin embargo, guardarle
Respeto a las manecillas
Que amenazan con destruir
El idílico universo
Que cimentamos a cada paso
Con base en silencios que
Entendemos a la perfección;
Con base en el andar imperceptible
De las manos que se buscan
Para hacerse la tácita promesa
De no marcharse nunca,
De no dejarse solas
Aunque cielo, mar y tierra
Juren halarlas hacia
Polos opuestos
Por lo que resta
De la sobrevalorada eternidad;
Con base en miradas
De medio lado que hacen
Que una pequeña sonrisa
Se nos escape,
Encuentre vía libre para respirar,
Para sentirse diminuta
Ante la grandeza del universo
Y luego caer en la cuenta
De que, sin importar
Lo minúscula que sea,
Guarda una pizca de eternidad
En la composición esencial
De su cuerpo inexistente.

El posar de tus labios
Sobre los míos
En sincronía perfecta
Con el caer de los párpados
Para dejar que el mundo
Se resuma en el sentir
Un alma ajena respirando
En medio de mi ser
Y entender de una vez
Por todas que el egoísmo
No es más que el reflejo
Directo de no haber encontrado
A la persona indicada,
De vivir a destiempo,
De vivir sin la sospecha divina
De que el futuro es más
Que el olvido,
Que el vacío,
Que la muerte que parece
Colarse en cada instante
De la vida, dando a entender
Que a veces el infinito
No es suficiente,
Que siempre se quiere
Aunque sea un poco más.

Tú, yo, un lenguaje que se forma,
Códigos que inscribimos
Sin siquiera darnos cuenta,
El pasto bajo nuestros cuerpos,
El reflejo de mi rostro en tus pupilas
Haciéndome sentir en el lugar correcto
Por primera vez en mi corta existencia,
Haciéndome entender que estoy
En una sincronización perfecta,
Que no se me ocurre un mejor
Instante para vivir y revivir
Cada uno de los días restantes
En este mundo que me tocó vivir,
En esta vida que me tocó vivir,
En este sueño en el que ahora
Me sumerjo debido tan solo
A un par de caricias de tus manos
A una pequeña risa que se escapa
De tu boca cuando recorro
Con sutileza máxima
Cada milímetro de tu cuerpo.
Nos seguimos mirando,
Nos seguimos besando,
Nos seguimos tocando
Mientras el sol cae,
Cayó de una manera muy ligera,
Casi imperceptible
Y nos quedamos mirando
Las montañas que se fueron
Tiñendo de oscuridad
Hasta convertirse tan solo
En sombras que custodian
Nuestros pasos,
Nuestros besos,
Nuestras caricias.
Sí, nos olvidamos del mundo,
Nos olvidamos del mundo
Tan solo para entregarnos
El uno al otro,
Nos olvidamos del mundo
Teniendo la esperanza
De que no volviese jamás
Y nos quedamos dormidos
En medio de la ambigüedad
Sempiterna de la madrugada.

Despertar siempre es desagradable,
Sobre todo cuando el sueño
Es la poesía de tu cuerpo y el mío
Envueltos en la búsqueda implacable
De la felicidad del otro;
Despertar siempre es desagradable
Porque la vida sigue y nos queda
Un día menos en el calendario,
Porque, casi siempre, tan solo
Despertamos para darnos cuenta
De que nada ha cambiado
Y hay que volver al juego,
Levantarse, bañarse,
Ponerse la ropa adecuada,
Comer lo suficiente,
Seguir forjando tu existencia,
Luchar contra el aburrimiento,
Contra el tedio,
Contra las horas muertas
Sobrevivir;
Despertar siempre es desagradable,
Pero no cuando es a tu lado
Porque algo queda,
Un rasguño en el alma,
Una cicatriz que se hace presente
Al respirar y te dice al oído
“No te preocupes, no estás
Perdiendo el tiempo,
El pasado no regresa
Pero tampoco tiene
Motivos para irse;
Llévatelo a la tumba
Si te viene en gana,
Tal vez así nos dejes
Con una sonrisa,
Estás más cerca de la felicidad”;
Y eso parece resumirlo todo,
Volver al mundo no es lo mismo
Desde que te conozco
Porque entiendo desde el comienzo,
Desde el acto mismo de abrir los ojos,
Que hay motivos para estar aquí,
Que vale la pena despertar,
Seguir buscando mi reflejo
En tus pupilas,
Construyendo el camino
Entre tus labios y los míos,
Buscando la manera de volver
A ser eternos a nuestra manera
Con nuestros silencios,
Con nuestros pasos,
Con el estilo tan propio que tenemos
De olvidarnos del mundo.


Por: Juan José Cadena D.