Tiempo
sin verte,
Tiempo
muerto que
A
nadie le importa,
Tú
y yo encerrados
En
una habitación
Que
aún no existe,
Que
aún no hemos
Construido
por los
Continuos
enojos
Que
me aquejan
Dos
o tres veces
Por
semana,
Porque
pienso que
No
ha llegado
Aún
el momento
De
estar juntos,
Porque
me sigues
Viendo
como aquel
Extraño
sujeto que
Se
cuela entre tu
Ropa
sucia con
Ganas
de ser
Alguien
importante
En
tu vida sin
Tener
del todo
Claro
qué hacer
Para
agradarte,
Para
que aceptes
La
sonrisa que
Alguna
vez planeé
Regalarte
pero
Nunca
fui capaz
De
entregarte a
Causa
del pánico
Escénico
que en
Mí
causa la seriedad
Que
te caracteriza,
Para
que te lleves
Escondida
entre mis
Palabras
la imagen
De
quien quiero ser
Y
no la de quien soy
Y
así llegar a tener
Una
oportunidad,
Aunque
esta no
Pueda
ser más
Insignificante,
De
ser parte de
Alguno
de tus sueños
Y
así sentir algo de
Propósito
transitando
Entre
mis venas antes
De
que te despiertes
Y
comiences tu
Día
a día con la
Igualmente
Insignificante
labor
De
olvidarme.
Te
levantas,
Estiras
con cuidado
Los
músculos de
Tu
espalda en medio
De
un largo bostezo,
Apoyas
tus pies
En
el suelo,
Está
frío,
Das
los mismos
Pasos
que das
Cada
mañana
Para
encerrarte
En
un baño lleno
De
los pensamientos
Rotos
que has acumulado
A
lo largo de los últimos
Años
en los que la
Vida
no ha dejado
De
ser la vida
Pero
tú sí que has
Dejado
de ser
Tú
misma en
Incontables
Ocasiones.
Orinas,
Sin
embargo,
Con
el descarado
Desconsuelo
de
Seguir
siendo la
Misma
que hace
Un
par de horas
Cerró
los ojos en
Esa
cama que tan
Solo
es capaz de
Acoplarse
a la figura
De
tu cuerpo y
Abres
la ducha con
La
desgana propia
De
quien sabe que
Aún
le quedan
Muchos
días iguales
Por
delante aunque
Hace
tiempo que se
Ha
creído el discurso
De
que la felicidad
Es
una construcción
Que
requiere paciencia
Y
de que la locura que
Aparenta
en su forma
De
vestir y caminar
La
hace especial
Entre
los millones
De
millones de mortales
Que
a esa misma hora
De
la mañana se
Creen
igualmente
Especiales
por no
Ser
absolutamente
Nadie.
Abres
la ducha
Y
ya está,
Me
he ido para
Siempre
de tus
Pensamientos
sin
Dejar
mayor huella
Ni
ser testigo
De
epifanía alguna,
Un
conjunto más de
Imágenes
sin sentido
En
una serie infinita de
Imágenes
sin sentido
Que
pelean a codazos
Por
sobresalir de alguna
Manera
en esa mente
Tuya
que suele tan
Esquiva
como la
Honestidad
que
Ni
siquiera el espejo
De
tu mismo baño
Es
capaz de darte
Por
miedo a que
Tu
inexistente
Reacción
implique
El
fin del mundo
Tal
y como lo
Hemos
conocido
Desde
el minuto
Al
que le atribuimos
El
número cero.
Qué
poder más
Inútil
el tuyo,
Mujer,
El
de hacer que
Un
intento de
Escritor
se frustre
Por
tu intento
De
existencia
Mientras
la vida
Sigue
su curso
Y
no me piensas
Más
de lo necesario,
Mientras
te escribo
En
silencio a la
Espera
de esa
Mirada
que me
Invite
a ser parte
De
tu vida aunque
Tan
solo sea por
El
insignificante
Instante
en el que
Ninguno
de los dos
Es
nada más allá
De
una mente
Inquieta
y confundida
Por
la realidad;
Al
parecer no eres
La
única buscando
Aquella
epifanía,
Pero
sí que eres
Única
a tu manera,
Creo.
Juan
José Cadena D.