lunes, 28 de enero de 2013

Brisa

La brisa que atraviesa la ventana y se queda atascada en algún adorno de importancia nula, los rayos de sol casi palpables que se deslizan con delicadeza extrema sobre ese par de hombros un poco desequilibrados. Plena luz solar, espectacular, sabor a naranja dulce recién levantado. Tras unos minutos solo quedan recuerdos que se esconden en la memoria, tratando de perderse en un laberinto en forma de espiral, sin darse cuenta que están condenados a dar vueltas y vueltas por el resto de la eternidad. La eternidad humana siempre ha sido un poco divertida, es como jugar con una pelota y hacerla rebotar muy alto, y cuando alzas la cabeza te encuentras con un encandilamiento feroz que arrolla tus sentidos. La pelota no está, de seguro es porque nunca existió. Mientras los pasos se pierden en la lluvia vuelve una imagen, luego dos, no, mejor que no sean tres, eso sería exagerar un poco. ¿Pero que sería de la vida sin las banalidades? Vale, que sean tres y una no muy clara, pero cuidado. No importa, al final haré de cuenta que se perdió en medio del camino, que fue ese relámpago que nunca se convirtió en trueno. Todo blanco y ella corriendo en zigzag, me recuerda una especie de pájaro de la que he escuchado un par de referencias, no recuerdo el nombre porque no me pareció relevante hasta ahora, mierda, ¿Cómo se llamara ese emplumado animal de huesos huecos?, ya no importa, es en el momento adecuado o nunca. La oscuridad que se va filtrando por entre los poros de mi piel, es un poco deliciosa y un poco malévola, me atrae y no lo negaré aunque sea lo políticamente correcto. Todo se juega al mismo tiempo, esto es muy confuso, ¿estás o no estás? Defínete de una vez. Mejor no, déjame con la duda y quítate la ropa, creo que será mucho más conmovedor que escucharte horas y horas hablar de la misma basura de siempre. Entiende de una vez por todas que eres una escalera sin final, una sobredosis de emociones clandestinas, un premio que se convirtió en castigo. No me toques si no pretendes arañarme, bestia deliciosa, hoy hueles a eso que siempre hace falta, a eso que dicen los libros que huele el otoño y el jazmín, hueles a delicadeza y maldad, a tigre, a tierra húmeda tras la lluvia, a infinito. ¿Otra vez con eso de lo infinito? No entiendo que pasa, siempre es lo mismo. ¿Otra vez siempre? Mejor me quedo en silencio, el que no tiene nada bueno que decir que se quede callado, y el que no tiene razón para vivir que se meta un tiro.  Tú eres eso que se escapa de las palabras, ese sabor exquisito que en el papel se ve como un elemento más de la vida, cambias perspectivas, cambias ideas, cambias intenciones. El agua fluye bajo mis piernas que se van dilatando, disolviendo, embelleciendo. ¿Por qué? No importa, no preguntes tanto que vas a terminar quedándote aplastado contra el tiempo. Pero no pasa nada, a fin de cuentas es solo la brisa que acaricia mi rostro humedecido, un suspiro, la calma, aquí no ha pasado nada.
                       
         Por: Juan José  Cadena D.

martes, 15 de enero de 2013

Hace Tiempo


Hace tiempo que te vengo esperando,
No sé por qué motivo,
Nunca lo he buscado por miedo a que no llegues.
Hace tiempo que te vengo observando,
No he descubierto qué tienes,
Pero estoy seguro que no te hace falta nada.
Hace tiempo que estoy aquí sentado,
Tú allá, al otro lado, desprevenida,
Yo aquí, desesperado, en silencio.
Hace tiempo que te he encontrado,
No  has cambiado nada,
Y aunque cambies sigues siendo igual.
Hace tiempo que el tiempo no existe,
¿Y por qué?
Porque hace tiempo que te quiero.

Por: Juan José Cadena D.