La
noche,
Una
hora exacta,
Tres
o cuatro cervezas,
Un
par de ojos que se
Niegan
a existir del todo,
La
inexistente brisa,
El
humo del tabaco haciendo
Las
veces de cortina entre
La
que se filtra
Un
tímido saludo.
Una
hora,
Dos
horas,
Tres
horas,
El
transitar del reloj
Siendo
observado por
Una
mujer rubia que
Nadie
conoce,
Una
sonrisa,
Un
gesto amigable,
Una
despedida silenciosa
Perdida
en medio de
Testigos
algo distraídos,
Mucho
ruido,
Muchas
luces amarillas,
Demasiada
ansiedad,
Sudor
entre las manos,
Parpadeos
rápidos,
Respiraciones
fugaces,
El
ir y venir de un sabor
Metálico
entre los dientes,
La
ansiedad,
La
ansiedad,
La
maldita ansiedad que
Carcome
la cordura mientras
Suena
Mozart en la radio.
Un
transeúnte,
Un
nadie,
Un
amigable desconocido
Posando
su mirar en mi nariz,
Un
instante de quietud,
Un
escalofrío que
Dejó
de ser,
La
extraña manía de
Contar
las manchas que
Se
posan en el techo,
De
ponerles nombres,
De
interactuar con ellas
Mientras
el reloj sigue
Deambulando
y parece
Tener
ganas de detenerse
Ante
la idea de que de nada
Sirve
seguir andando
Si
no hay mañana.
La
noche,
La
maldita noche con
Cada
una de sus
Malditas
estrellas,
La
noche que no existe
Del
todo porque no
Hay
nadie que la escriba,
La
noche que no existe
Ni
en mis más remotas
Pesadillas
porque las
Cancines
de mi colección
Son
demasiado alegres,
¿Dónde
la noche que
Me
prometieron al nacer?,
El
viento,
Las
cicatrices olvidadas
Haciendo
lo posible
Por
no desaparecer,
Los
pasos que suceden
Uno
a la vez y solo
Uno
a la vez para evitar
Entrar
en conflicto
Con
la mismísima muerte,
La
espera,
El
aparente silencio,
La
desesperación,
La
tinta húmeda por
Lágrimas
de alguien que
Jamás
conocerás
Pero
detestas,
La
burla,
El
sinsentido capital,
Lo
absurdo de seguir
Aquí
aunque el sol
Se
niegue a ocultarse
Entre
las montañas,
Las
carcajadas que
Brotan
y brotan sin
Parar
de entre las gentes,
El
circo dando la bienvenida,
Los
elefantes,
Los
monos trapecistas,
Los
payasos asesinos,
La
repetitiva melodía
Incapaz
de existir por
Sí
misma a pesar de
Sus
condiciones físicas,
El
asombro,
La
lluvia,
La
decepción.
Tres
disparos,
La
cámara,
Las
sonrisas,
Los
besos olvidados
Por
parte de aquella
Pareja
de la que no
Se
volverá a saber
Noticia
alguna,
El
parque,
La
banca,
La
taza de café
Aún
humeante,
Una
libreta llena
De
poemas para una
Mujer
que aún
No
existe,
Los
párpados cerrados,
Cuatro
respiraciones,
La
fe,
Los
pájaros,
El
canto de los pájaros
Entre
los edificios viejos,
La
acera,
Los
zapatos malgastados,
La
sangre,
Las
uñas largas,
El
sueño,
El
único sueño que
Vale
la pena,
La
misma noche
La
misma rubia,
La
misma despedida
Sin
testigo aparente.
Por:
Juan José Cadena D.