jueves, 14 de enero de 2016

Tal vez contigo

De seguro pierdo mi tiempo
Al intentar escribir sobre ti
Cuando casi nunca te recuerdo
Y tengo la absoluta certeza
De que hace tiempo realicé
La mejor descripción posible
De tu ser en el marco de mis
Limitadísimas posibilidades
Literarias y no causó en ti
Sentimiento alguno más allá
De la efímera alegría
Que crece en el alma
Cada vez que te das cuenta
De que algún tercero,
Sin importar el motivo,
El tiempo o el lugar,
Pensó en ti con una
Sonrisa en los labios.
De seguro pierdo mi tiempo
Al intentar escribir sobre alguien
Que nunca ha existido más allá
Del nauseabundo idealismo
En el que creí encontrarte
Y hablar contigo sobre
Temáticas que me interesaban,
Al intentar escribir sobre alguien
Que no me recuerda nunca
Por la insignificancia misma
De mi transitar por la historia
De su vida que se narra con
Voz ronca entre nubes de humo
Provenientes de muchas bocas,
Al intentar escribir sobre alguien
Que invierte la totalidad de
Sus días en el perfeccionamiento
De su astuto camuflaje,
En lecturas superficiales
Recomendadas por personas
A las que a veces le da vergüenza
Saludar por su excéntrica vestimenta,
En creaciones intencionales
De recuerdos que tan solo
Significan algo por el arte
Preciso del lenguaje,
Por el acostarse horas
Intentando mantener
La mente en blanco,
Por utilizar la violencia
Para abrirle espacio
A imágenes robadas,
A palabras elocuentes,
A oportunos olvidos.
De seguro pierdo mi tiempo
Al intentar escribir sobre ti
Porque en verdad te tiene
Sin cuidado lo que haga
Con mis letras y yo le doy
Muy poca importancia a
Quién eres en realidad
Por haber satisfecho con
Ilusiones la vaga necesidad
Que alguna vez sentí
De hacerte mía.

Y por eso nunca escribo
Sobre ti aunque a veces
Me despierte con un
Repentino impulso de
Plasmar en un papel
Los sueños que quisimos
Prometernos aquella
Noche en que el Sol
Hizo las veces de enemigo,
Porque no me gusta
Perder el tiempo,
O al menos no me gusta
Perderlo escribiendo
Sobre ti,
Tal vez contigo,
Pero no escribiendo
Sobre ti.


Por: Juan José Cadena D.

sábado, 9 de enero de 2016

Más que suficiente

Llegar sin ser invitada
Para desaparecer justo
En el momento en el que
Comienzo a darme cuenta
De que quiero que te quedes
A mi lado una ínfima eternidad,
Un par de noches en las que
Dormir no sea más que
Una palabra incomprensible
Y el cielo se vista de gala
Con la certeza absoluta
De que será ignorado,
De que todos sus destellos,
Sus nubes y sus tempestades
Pasarán desapercibidos
Por este par de mentes
Entregadas a los juegos
Carnales entre los que
Se esconde la miel
De los últimos rastros
Del paraíso.
Esa parece ser la descripción
Exacta del papel que ocupas
Entre los vaivenes de mi vida,
Pues tienes la innata capacidad
De aparecer justo antes de
Ser olvidada del todo,
De irte justo antes de
Que me acostumbre
A tenerte cerca,
Antes de poder afirmar
Que has sido mía,
Que has sido de alguien
Diferente a ti misma,
A tus cambios repentinos
De actitud los jueves
En la tarde,
A tus anécdotas mal
Relatadas acompañadas
De una taza de café
Y a tus incontenibles ganas
De sobresalir entre personas
A las que pareces admirar
Más de la cuenta realizando
Acciones impulsivas
De las que te arrepientes
En silencio cuando la
Adrenalina se ha ido
De tu cuerpo sudoroso
Y no eres más que un
Saco de pensamientos
Malolientes envueltos
Entre músculos y huesos
Que no sientes como propios.

¿Por qué te bajaste anoche
De esa camioneta verde
Justo en aquel momento?,
¿Por qué me reconociste
Y te acercaste con tanta
Naturalidad haciendo
Que nuestras historias
Coincidieran una vez más?,
¿Por qué te empeñas
En seguir siendo
La quimera fastidiosa
Que susurra remordimientos
A mi oído tres o cuatro
Veces por semana?;
Hace tiempo que te despediste
Y tu partida sigue siendo
Una utopía incomprensible,
Hace tiempo que te abrí la puerta,
Que te pasé las dos maletas
Harapientas llenas de los recuerdos
Que nos prometimos tener juntos
Pero no tuvimos,
Hace tiempo que tu voz no es más
Que el eco del timbre del teléfono
Y hemos tenido tantas conversaciones
En mi mente que no creo tener nada
Nuevo que decirte ahora que te
Tengo frente a frente y posas con
Fortaleza tus fríos labios en mi mejilla.
“Tiempo sin verte”;
“¿Cómo has estado?”;
“¿Qué andas haciendo?”;
“¿Hace cuánto volviste a la ciudad?”;
Banalidad, banalidad, banalidad,
Banalidad que parece retratar
El desconocimiento que tenemos
Sobre la esencia misma del otro,
Banalidad que hace las veces
De prueba reina para demostrar
Que lo nuestro nunca fue más
Que un “nos veríamos bien juntos”
Avalado por personas que nunca
Debieron tener cabida en la ecuación.

Una excusa simplona
Acompañada de una
Fugaz despedida
Con sabor a olvido
Fue lo último que recibí
De tu parte antes de
Que aquella camioneta
Te llevase de nuevo
Al terreno de tu vida
En el que ni siquiera
Llego al rango honorario
De espectador activo;
Catorce minutos
De una charla
Que se puede resumir
En veinte palabras
Fueron suficientes para
Hacerme olvidar
Incontables horas
De olvido que he
Invertido solo en ti,
Para hacerme volver
A comenzar el
Sempiterno proceso
Que significa llevarme
Al punto en que
Escuchar tu nombre
O siquiera alguna
De tus muletillas
Al hablar no me
Haga ilusionarme,
Aunque sea de
Manera vaga,
Con que podemos
Estar juntos.
Y es que has sido,
Con tu manera única
De incendiarme el alma,
La cuota inicial
Para mis más
Grandes desventuras
Sin siquiera llegar a
Tener participación directa
Para no involucrarte
Más de la cuenta
En cuestiones que
No te duelen y que
No te incumben,
Pero aún estoy
Convencido de que
Nos veríamos bien juntos
Y una parte de mi ser,
De seguro la más irracional,
Se aferra a la esperanza
De que ese detalle
Sea más que suficiente
Para que alguna noche,
Aunque sea por equivocación,
Juguemos a ser uno
Y pueda sonreír
Con la vista fija
En tus esquivos ojos.


Por: Juan José Cadena D. 

jueves, 7 de enero de 2016

Una carta perfumada

Ella dijo que también me quería
Una noche que la llevé a su casa,
Dijo que no podíamos estar juntos
Porque pronto se iría y no quería
Irse extrañándome más de la cuenta,
Pero que me quería tanto como
Yo la quería a ella y ese era
El detalle más importante.
Se despidió como si nada,
Conduje hasta mi casa
A toda velocidad mientras
Le gritaba a todo pulmón
A los transeúntes que
Estaban en mi camino,
Llegué a mi habitación,
Cerré la puerta con seguro,
Saqué mi libreta y escribí
Con la mano temblorosa
Hasta quedarme dormido;
Me desperté temprano,
Salí a trotar,
Vomité en una esquina,
Seguí trotando hasta
No poder más,
Me senté en una banca
Con el corazón acelerado
A ver pasar personas,
A ver sus perros,
A ver pasar el tiempo
Que parecía arder
En mi agitado pecho.
Regresé a mi casa,
Comí algo de cereal,
Me bañé sin dejar
De pensar en ella,
Me sequé,
Me acosté en la cama,
Encendí un cigarrillo
Y desnudo me dispuse a leer
Lo que había escrito hace
Tan solo un par de horas;
Basura,
Nada más que basura irracional,
Metáforas demasiado obvias,
Ideas repetitivas e inconexas,
Pésima caligrafía potenciada
Por un par de lágrimas
De las que ahora me
Sentía avergonzado,
Nada concreto,
Nada conmovedor,
Nada que pudiese llegar
A ser universal,
Nada que pudiese llegar
A interesar a alguien
Más allá de mí mismo.
Arranqué las páginas
Una por una
Y las quemé de igual manera
En el patio con la
Certeza de que podía
Hacerlo mucho mejor;
Nunca me tomé el tiempo
De escribir sobre el tema
De nuevo porque hubiese
Sido un tanto deshonesto,
Pero claro que lo puedo
Hacer mucho mejor,
Puedo hacer algo
Que valga la pena.

“No es culpa de nadie”,
Me repetí incontables veces
Mientras intentaba olvidarla
Y transcurrían los meses
Con cada uno de sus
Interminables días,
“No es culpa de nadie,
Maldita sea,
Fue tan solo una
Mala jugada del reloj,
Un guiño del destino
Que a veces nos demuestra
Su inútil existencia,
Una mala mano,
Falta de sincronización”,
Y en verdad que no había
A quién culpar ni razón
Alguna para buscar culpables,
Pero los días pasaban
Y las ya añejas fotografías
Parecían seguir teniendo
La única llave para entrar
Al utópico paraíso de
Aquel ser que ahora habitaba
Al otro lado del planeta,
Haciendo de la imaginación
La única herramienta capaz
De llevarme hasta esos
Labios que por poco,
Por muy poco,
Fueron míos.

Me envió una carta perfumada
Escrita sin planificación alguna
Y de seguro pensó que con
Aquello bastaba para mantener
Atadas nuestras almas hasta
Su ya próximo regreso,
Pero ya el tiempo había pasado
Y no le di mayor importancia
Más allá del egoísmo,
Pues me di cuenta de inmediato
De que mis ocho páginas
Escritas con pésima caligrafía
En aquella frenética noche
Eran muy superiores
A esas veinte líneas
Firmadas con un beso
Creo que no quería verla,
Pero me llenaba de emoción
El que ella me viera y se
Diese cuenta de que había
Sobrevivido a su rechazo,
De que era fuerte,
Más fuerte que el amor
Que aceptamos sentir
Por el otro aquella noche,
Más fuerte que una bofetada
A los ideales que tenía,
Más fuerte que su perfume,
Que la imagen de su cuerpo,
Que las palabras que había
Dejado caer de manera
Despreocupada sobre aquel
Papel que había volado
Por encima del atlántico.

Ella habla con mucha elocuencia
Y parece tener siempre la razón,
Creo que por eso me gusta tanto
Hablar con ella e invitarla
A que bailemos juntos;
Ayer hablamos mucho
Y nos dimos un beso
Para despedirnos,
Un beso con sabor a nostalgia
Que no significa nada,
Que no creará recuerdo alguno
Y se habrá desvanecido
En un par de semanas;
Ella ya no existe,
Es cierto,
Pero aún creo que puedo
Escribir algo mejor
Y eso es lo que
En verdad importa,
Supongo.


Por: Juan José Cadena D.