miércoles, 25 de mayo de 2016

Pequeñas obsesiones

Puedo escribir en este
Mismo instante algo que te guste,
Regodearme en medio
De tus pequeñas obsesiones
Para arrebatarte una sonrisa
Que pareciese darle sentido
Al tiempo que paso sentado
Frente a esta pantalla y a
Todo lo que se retuerce antes
Del siempre ansioso punto final.
Puedo escribir en este
Mismo instante lo que buscas,
Hablar en un tono monocromático
De algunos paisajes que no
Recuerdas del todo bien
Para inmiscuirme en una nostalgia
Que me es ajena pero comprendo,
Metaforizar con sutileza los
Secretos que me has confesado
Y en unas cuantas líneas
Pactar de manera sempiterna
La confidencia y la complicidad
Que nos hace estar tranquilos
Frente al cuerpo desnudo
Del otro mientras relatamos
Anécdotas y nos damos licencias
Poéticas para susurrar algunos de
Nuestros sueños.
Puedo escribir
Algo que te atemorice,
Algo que te incomode,
Algo que emocione;
Puedo escribir algo
Que no te guste para nada
Y sonreír de medio lado
Mientras cada letra hace
Su aparición entre el mar
Impávido de caracteres
Por el seguro cumplimiento
De su despiadada misión;
Puedo escribir que no te escribo
Para quitarte ese peso de encima
Y dejarte divagar como sonámbula
Entre mis frases en busca
De la epifanía.
Puedo cambiar la última palabra
Para así evitar que intuyas
La sonoridad de mis pensamientos,
Sentirme irreverente,
Sentirme atrevido,
Sentirme único,
Sentir que entras en ese
Pequeño trance que se
Genera cuando el mundo
Marca una minúscula
E infinita ruptura con
Nuestras idealizaciones.

Puedo escribir en este
Mismo instante algo que te haga feliz,
De hecho, estoy seguro de haberlo
Logrado hace un par de líneas;
Te imagino sentada,
Con la expresión meditabunda
Que tanto te caracteriza
Y los ojos apagados
Como a la espera de
Un amanecer o un
Final interesante;
Y tal vez ese es el problema,
Que te conozco lo suficiente
Para saber qué te complace
Al otro extremo de nuestra
Extraña y melancólica conexión,
Que te conozco,
Que de verdad te conozco
Y el conocerte me hace
Incapaz de escribir
Para mí mismo,
De escribir sin
Imaginarte
Sin pensar
En ti.


Por: Juan José Cadena D.

jueves, 12 de mayo de 2016

¿Tres?

Tres personas,
Fueron tres personas,
En la misma tarde
Y con pocas horas
De diferencia.
La primera era rubia,
De labios delgados,
De piernas largas;
La primera era risueña,
Se notaba indecisa y
Con algún asomo de
Confusión en sus
Pobladas cejas,
Yo la observaba
Distante,
Sin ganas de
Introducirla en mi mundo,
Sin ganas de reconocerla
En los pasillos cada dos
O tres semanas,
Sin ganas de generar
En un par de horas la
Complicidad que a veces
Nunca llega y nos deja
Esperando en la orilla
La serendipia que me
Saque del cíclico encanto
De unos besos que saben
A sonambulismo;
La primera me miraba,
Me miraba con la desolada
Certeza de un pasado
Irremediable en el que
Ya se habían escrito las
Mejores páginas y aún
No se hallaba el interés
En ningún rincón,
Me miraba con desgana,
Con el vago disimulo de
Quien cubre la obscenidad
Con las promesas que
Se hizo cuando era una
Niña y el mundo seguía
Girando a su alrededor,
Dando vueltas y vueltas
Sin tiempo para mareos
Sosos o para vomitar por
El balcón y quedarse
Mirando el líquido verdoso
Contorsionarse,
Despreciarse,
Reinventarse a cada instante
Como la eterna promesa
Iridiscente que alguna vez
Fue y sigue siendo en sus
Ratos libres frente al espejo
Sin dejar de lado esa dosis
Irreverente de perturbación
Por lo que pudo ser.

La segunda era delgada,
De cabello corto,
De rasgos suaves,
De expresiones fuertes;
La segunda era el enigma
Que prometían sus perforaciones,
Sus pasos alargados,
Sus ojos más expresivos que
La misma desnudez,
Sus movimientos,
Sus espontaneidades;
La segunda me ignoraba
Mientras yo fingía ignorarla
Y lo hacía bastante bien,
Nuestras miradas se cruzaban
En el jugueteo amorfo de
La curiosidad y se retaban
En un campo sin reglamento
En el que siempre parecía
Salir perdedor por decisión
Unánime de un jurado
Conformado por
Sus manos,
Sus tatuajes
Sus zapatos deportivos,
Perdedor que no juega
Pero sigue perdiendo
Y se sigue sintiendo
Como un perdedor,
Perdedor que no acepta
La frialdad como respuesta
Ante la nada y busca la
Manera de encontrar
Un oasis de palabras
En el silencio de sus
Alargados labios;
La segunda me hablaba
Con la suavidad con la que
Se derrumba el onírico
Edificio de los recuerdos
Que no pasaron,
Con la temeridad de
Las últimas frases,
Con la intención ambivalente
De quien no se conoce
Lo suficiente a sí mismo
Para verse al espejo más
De dos horas sin sentir
Impulsos asesinos,
Depresivos,
Egolátricos,
Abstractos,
Suicidas desde la pasividad
Misma de sus detalles,
De sus chaquetas llenas de
Estampados propios,
De sus gafas de sol
A media noche,
De sus ruedas que
La llevan a cualquier parte
Un martes en la tarde o
Un viernes en la noche
Si es el caso y logra
Burlar la triquiñuela diaria
De su propia depresión
Que la hace hablar y
Hablar sin parar cuando
Hace tiempo que no la
Escucho y tengo mi
Absoluta concentración
En su pequeña nariz
Y sus alongados labios.

La tercera ni siquiera existe
Y de seguro por eso es
Mi favorita sin punto
De comparación;
La tercera es el cigarrillo
Encendido a las tres de
La tarde con el tráfico
Deambulando frente a
Mi ventana abierta,
La lluvia que se filtra
Entre mis dedos y cae
A cuentagotas en mis pies,
La burla reiterativa a las
Historias de amor que
No terminan y parecen
Estar condenadas a
Repetirse sin motivo
O avance aparente
Y utilizan las artes
Para justificar su
Milenario absurdo;
La tercera no existe
Y por eso la conocí
Un poco aquella tarde,
No existe y por eso pude
Utilizar su carro,
Bañarme en su casa,
Robarle su encendedor;
Por su misma inexistencia
Pude observarla,
Olerla,
Escucharla,
Palparla sin
Remordimiento
Alguno,
Estar tranquilo,
Ser feliz.

Fueron tres,
Maldita sea,
Sí que fueron tres
Aquella tarde.

Por: Juan José Cadena D.


martes, 3 de mayo de 2016

Un garabato ciego

¿Cómo le vas a explicar
Que llevas varias semanas
Pensando en mí?,
¿Cómo le vas a explicar
Que ayer nos vimos y
No pensaste en él ni
Un segundo porque
Estabas concentrada
En mis palabras, mis
Caricias y mis labios?
¿Cómo le vas a explicar
Que no ha pasado nada
Entre nosotros y es ese
Ínfimo detalle el que
Sostiene la más profunda,
Inocente e inofensiva
Infidelidad que somos
Capaces de crear con
Nuestros limitadísimos
Sentimientos tan humanos?
¿Cómo le vas a explicar
Que me quieres más
De lo que quisieras y
Que el hecho de que
Yo no te quiera hace
Que me quieras aún más?
¿Cómo le vas a explicar
Que es el dueño de tus
Besos mientras tus
Pensamientos están
Conmigo?
¿Cómo le vas a explicar
Que a veces le mientes
Para encontrarte conmigo
En aquel parque y poder
Charlar un par de horas
Bajo estrellas que no nos
Pertenecen sobre temas
Banales que nos tienen
Sin cuidado?
¿Cómo le vas a explicar
Que me llamas,
Que me buscas,
Que me escribes,
Que me celas,
Que me lees con la firme
Esperanza de que te
Nombre una vez más
En medio de mi
Mediocre poesía?
¿Cómo le vas a explicar
Que juegas a ser mi dueña,
Le cuentas a todos anécdotas
Que no hemos vivido juntos
Y hasta te atreves a vigilarme
Con cierta timidez cuando
Le doy importancia
A alguna chica,
A cualquier chica que
Veas como tu inferior,
Detalle nada difícil de alcanzar
Dado ese carácter que tanto
Te maquilla hasta mientras
Cantas en la ducha
A la espera de que
El mundo se olvidé
De todo lo que eres?
¿Cómo le vas a explicar
Que no eres libre y que
Hace años ocultaste entre
Mis piernas la única llave
Para la tan sobrevalorada
Libertad que pregonas sin
Cesar cuando estás
Influenciada por el alcohol?
¿Cómo le vas a explicar
Que eres suya solo porque
No has podido estar conmigo?
¿Cómo le vas a explicar,
A fin de cuentas,
Que eres mía?
No lo vas a hacer,
¿Verdad?,
Seguirás siendo
Un escalofrío
Un garabato ciego,
Una simple
Oda a la mentira.


Por: Juan José Cadena D.