martes, 25 de agosto de 2015

Algo que valga la pena

Alguna vez me dijo
Un sabio profesor
Que para ser escritor
Tenía que estar en
Desacuerdo con
Mi generación
Y me pareció
Que exageraba.
Era de contextura
Gruesa,
Y tenía esa mirada
Que suelen tener
Las personas
Que han leído
Mucho más de lo
Que han vivido,
Esa expresión
Que llevan las personas
Que están al tanto
De que han
Desaprovechado su vida,
Pero la han desaprovechado
De la mejor manera
Posible,
Un desaprovechamiento
Con consciencia,
Con reflexión,
Con profundidad,
Un desaprovechamiento
Que no tortura,
Que te deja dormir
Tranquilo,
Melancólico,
Pero tranquilo.
“Te tiene que doler
No haber nacido en
Otro tiempo
A lo largo de toda
Tu vida para
Poder escribir
Algo que valga
La pena cuando
Estés llegando a
Los cincuenta”,
Sentenció mientras fumaba
En su pipa de madera;
“¿No puedo escribir
Algo que valga la
Pena ya?”;
“Claro que puede,
Pero solo va a valer
La pena para personas
De tu edad y para los
Viejos como yo
No serán más que
Gritos ahogados,
Buenos intentos.
Tenés que vivir
Mucho para escribir
Algo decente,
Para entender la vida,
Repudiarla,
Y escribir algo
Que nos haga sentido
A todos”.
Admito que no
Me gusta la idea
De tener que ser
Viejo y amargado
Para poder escribir
Un par de buenos
Versos,
Un par de frases que
Sean capaces de
Sacudir unos cuantos
Corazones
En cualquier rincón
Del planeta;
Pero el profesor
Puede no estar
Del todo equivocado,
Pues no creo que
Exista buena escritura
Nacida de la felicidad,
De la tranquilidad,
Del conformismo;
Por eso las cartas
De amor nunca pasan
De ser una amalgama
De repeticiones,
Un absurdo intento
De generar un lenguaje
Propio que se queda
En simple patetismo,
Mientras que las
De despedida
Suelen ser un poco
Más interesantes;
No hay mayor generador
De literatura que la impotencia.
A veces me siento a pensar
Qué habrán odiado los grandes
Escritores,
Cuál habrá sido el detonante
De tantas páginas,
De tantos pensamientos
Que no fueron capaces
De dejar encerrados
Para siempre en el
Silencio;
¿Una mujer de la que
No se sabe nada?,
¿Los periódicos?,
¿La incertidumbre sobre
Unas futuras elecciones?,
¿El sentarse en una reunión
Con un vaso de whiskey
Sobre la mesa y darse cuenta
De que ninguna de las acciones
Que realizamos tienen
Sentido alguno?
Son tantas las posibilidades
Y tan pocos los caminos
Que a veces me aterro
De pensar la sencillez
Absurda en la que se
Desenvuelven nuestras vidas,
De considerar que todos
Deambulamos viviendo lo mismo
Y que lo único que nos diferencia
No es más que el odio
Que sentimos hacia la vida
Que llevamos
Cuando la misma nos da el
Tiempo para cuestionarla,
Para sentarse en el parque
Y ver jugar los niños
Con un cigarrillo encendido
En la mano
Y pocas horas de sueño
De la noche anterior.
Claro que estoy en desacuerdo
Con mi generación,
Pero ese desacuerdo se basa
En la falta de comprensión
Que encuentro en ella;
Los veo todos como un garabato
Que se repite y se repite sin
Razón aparente,
Tirar los dados y nacer,
Tirar los dados y aceptar todo,
Caminar de cierta manera,
Comer a ciertas horas,
Bailar,
Mirarnos,
Coquetear,
Olvidarnos de las ataduras
Y jugar a ser libres
Sin entender del todo lo que
Es la libertad,
Sin tomarse el tiempo de respirar
De vez en cuando,
Sin querer se alguien más
Allá de un nombre impuesto,
De un recuerdo ajeno.
¿Cómo vivir como ellos?,
¿Cómo vivir entre ellos
Y no ser uno de ellos?,
¿Cómo vivir entre ellos
Y no sentirse superior
A ellos?
Creo que el escribir
A veces nace como un
Acto de egocentrismo
Más que como un acto
De protesta;
Una autoproclamación,
Una palmada en el hombro,
Un guiño al espejo para
Intentar convencernos
De que podemos seguir
Siendo los mismos,
Nosotros mismos,
Alguien.

No sé si haya que
Estar en desacuerdo con
Tu generación para
Poder escribir algo
Que valga la pena
Y ni siquiera sé si
Me viene en gana
Escribir algo que
Entienda alguien
Que no sea yo mismo
En unos cuantos años,
Cuando me haya olvidado
De lo que significa ser
Un joven que intenta
Ser escritor
En un mundo donde
Pocos leen
Y pocos piensan;
Pero sí sé que
Debes estar en
Desacuerdo con algo
Para tomarte el tiempo
De sentarte frente a la
Pantalla y teclear
Algunas frases
Porque no hay oficio
Más deprimente,
Más aburrido,
Y más solitario,
Que escribir
Y por eso estoy
Seguro de que
La motivación debe
Estar en alguna parte,
En algún vacío,
En alguna historia
Que debió terminar
De una manera diferente.
Dedicarse a escribir
Es acostumbrarse
A corregir el mundo
Con tus propias manos,
Acostumbrarse a perder
Y decir que ganaste,
Acostumbrarse a que no
Te entiendan,
Acostumbrarse a salir
A la calle y sufrir en silencio
Mientras se porta una sonrisa,
Una sonrisa que no es
Para nada aparente,
Pues tan solo es la muestra
Viva de que la pantalla
Sigue ahí,
Rodeada de música clásica,
A la espera de ideas propias
Que vivirás en soledad;
El mundo perfecto
Del escritor existe
Y eso hace que todo
Valga la pena,
Incluso tener que vivir
Hasta los cincuenta
Antes de que ese
Mundo perfecto
Tenga sentido
Para alguien más,
Valga la pena.


Por: Juan José Cadena D.  

martes, 18 de agosto de 2015

Vacíos

La noche aún no había caído
Cuando entraste por la puerta
Como una absoluta desconocida.
Nos presentamos,
Intercambiamos un par de frases,
Dijimos aquellos detalles que
Suelen decirse para tener
La ilusoria sensación
De que somos alguien,
Un nombre más,
Una serie más de relaciones,
Una serie más de motivos
Para estar sentados
Frente a frente
Y poder comenzar
A hablar de otro tipo
De banalidades
Sin temor alguno.
Aquella noche hablamos,
Hablamos mucho,
También caminamos en medio
Del frío de la madrugada,
Bailamos un par de canciones
En un lugar que estaba
Lleno de tus recuerdos,
Y nos tomamos una cerveza
Sentados junto al río
Esperando a que la lluvia
Se disipará un poco;
Pero sobre todo hablamos,
Hablamos y hablamos
Mientras se pasaban
Las horas que nos
Restaban juntos,
Hablamos y hablamos
Para comenzar a
Dibujarnos en el otro,
Para no ser unos
Desconocidos
Que se saludarán
Sin emoción alguna
Cuando se crucen
En la calle,
Para no ser un rostro
Sin alma en los recuerdos
De una noche cualquiera
Que se esfumó
Tal y como las demás.

Tenías frío y te ofrecí mis brazos,
Los tomaste y me ofreciste
Otro sorbo de cerveza;
Era cerveza con sabor a tequila
Y me pareció que tenía un sabor
Un tanto extraño,
No desagradable,
Tan solo extraño,
Poco común.
Ya era hora de volver a casa
Y te encontrabas ahí,
Junto a mi pecho;
Yo solo pensaba que
Quisiera tener un poco más
De tiempo para estar contigo,
Un par de horas más
Para seguir hablando,
Para seguir sintiendo
Tu respiración entre mis brazos,
Para seguir descubriendo
Quién eres,
Qué te apasiona,
Cómo logras andas por ahí
De manera tan desprevenida,
Con tanta belleza natural
Escapándose entre tus parpadeos,
Entre tus pasos,
Entre las pequeñas sonrisas
Que a veces dejabas escapar
En medio de una frase
Que te suscitaba una emoción fuerte.
Caminamos juntos
Y la ciudad no existía
A nuestro alrededor,
Era tan solo un marco,
Un telón de fondo,
Un escenario cualquiera
En el que desfilabas,
Un espacio vacío que llenabas
Con tus historias,
Con tus apreciaciones,
Con tus triunfos y frustraciones,
Con tus pequeñas sonrisas
Que seguían emergiendo
A borbotones para dotar
De luz y sentido
Las calles vacías que
Nos quedaban por delante,
El camino que parecía largo
Pero se reducía a un suspiro
De nuestra existencia,
Un efímero instante
Que quisiera presenciar
Una vez más junto a ti,
Solo junto a ti.

Entramos,
Comimos un poco,
Era muy tarde
Y tus ojos estaban cansados;
Busqué unas gotas
Que tenía guardadas
En la maleta que estaba
Lista para mi viaje
Del día siguiente
Y te las ofrecí;
Dijiste que ahora estaban
Mucho mejor tras
Haberme dado las gracias
Y te recostaste en el colchón;
Antes de dormir
Había tiempo para un par
Más de palabras,
Para las últimas frases.
Me dijiste que eras vegetariana,
Que tu color favorito es el amarillo
Y que te gustaba mucho la fotografía,
Yo te conté sobre mis escritos,
Sobre los lugares que quiero conocer,
Sobre algunos de mis sueños;
Sonaba Claro de luna
Ambos recostados frente a frente,
Mirarte y sentir que no existe
Mejor paisaje en el planeta,
Que no quiero que el tiempo pase,
Que no quiero quedarme dormido,
Que no quiero viajar al día siguiente
Porque siento conocer el mundo
A través de tu mirada;
Un beso,
Otro más,
Una pequeña risa,
Mirarnos un momento
Tan solo para besarnos
De nuevo con delicadeza,
Sintiendo el aliento del otro,
Sintiendo tu pelo entre mis manos,
Sintiendo que las palabras
Se congelan en mi pecho
Porque ya no son necesarias,
Ahora hablamos el lenguaje del tacto
Que parece decir las verdades
Más profundas con un esfuerzo
Casi inexistente.

En medio de los besos,
Bajo el aura de perfección
En la que desenvolvíamos
Aquel eterno instante de
Nuestras breves existencias,
Me dijiste que no querías
Volver a verme,
“No quiero más vacíos
En mi vida”, dijiste,
“No quiero extrañarte,
No quiero sentir que he
Perdido algo que nunca
He tenido del todo;
Si nos vemos cuando vuelvas,
Pronto deberás irte de nuevo
Y todo será igual,
Como si nunca hubieras
Estado aquí conmigo.
Mejor no nos compliquemos”.
“No quiero pasar el resto
De mi vida pensando
Que por miedo al futuro
Dejé de vivir el presente”, te dije,
“Yo también le tengo miedo
A los vacíos,
Todos los tenemos,
Pero no dejemos de vivir por ello,
De sentir por ello,
De estar aquí por ello”.

Nos besamos más,
Hablamos más,
Nos besamos hasta
Que el sol apareció de nuevo
Con la triste noticia de una
Despedida premeditada;
Nos dejamos un último beso,
Un puñado de recuerdos
Enmarcados en frases que
Nos dijimos a tientas en la oscuridad
Y una promesa de reencuentro
En un futuro cercano.

No, la vida no ha sido igual
Desde entonces,
Es imposible decir que es
Como si nunca hubiese
Estado con ella;
A veces el pasado nos revuelca
Contra la arena y nos succiona,
Haciéndonos entender que
Es posible que los vacíos resulten
Siendo lo que más nos llena,
Lo que hace que vivir valga la pena;
A veces se gana más que sufrimiento,
Hay que arriesgarse de vez en cuando.


Por: Juan José Cadena D.