Nos
veríamos bien juntos,
Al menos
eso pienso cada vez que,
Por algún
motivo,
Paso
frente a esa portería
Y me
pregunto a mí mismo
Por qué
no darte una llamada;
Luego
recuerdo que no quieres verme
E intento
tomar con calma la situación.
No
es tan difícil olvidar a alguien,
Es
una simple cuestión de suerte
Combinada
con sentido común
Porque
no puedes amar a alguien
Que nunca
está,
Que nunca
escuchas,
Que nunca
ves;
Nadie
está enamorado de recuerdos,
Mucho
menos si están vivos,
Solo
que a veces confundimos los tiempos
Por meras
ganas de avanzar hacia el pasado,
De pensar
antes de actuar,
De no
hablar tanto.
El
problema es que nací en el 96,
Creciendo
entre máquinas
Que
me venden seguridades,
Me
llenan de enigmas
Y no
me dejan olvidar
Ni
el más mínimo detalle;
Es más,
Se toman
el atrevimiento
De permitirme
verte
Cada
vez que quiero,
Cada
vez que oprimo el botón
Tras
unos segundos de vacilación;
¿Quién
no tiene,
Aunque
sea por escasos instantes,
La debilidad
a flor de piel?,
¿Cómo
negarme
(Negarte)
Si entiendo
(Creo)
Que no
pierdo nada,
(¿Alguna
vez he perdido?)
Que parece
ser que gano?
(En
silencio, pero gano)
Me alegro
de que no vivas tan cerca,
Porque
si lo hicieras
Perdería
mucho tiempo
Viendo
la puerta de tu casa,
Mirando
las luces encendidas
O apagadas,
El reflejo
del televisor en la sala,
La
luz de la cocina que se ilumina
Un par
de veces a lo largo de la noche
Porque
pasas a tomar agua.
También
me gusta que vivas en un edificio
Y que
se me haya olvidado el piso;
No tengo
la más mínima tentación
De buscar
tu figura a través de la cortina
A sabiendas de que,
De seguro,
Terminaré
viendo la silueta de tu vecina,
Quien
no merece mis segundos,
Ni siquiera
mis frases.
Pero
esta ciudad es muy pequeña
Y no
puedo evitar pensar
Que cuando
logre olvidarte
Te veré
cruzar la calle,
Me lanzarás
una sonrisa
Y soltaremos
un par de frases.
“¿Cómo
va tu vida?”,
“¿Qué
hay de tu familia?”,
“Me alegro
de que todo esté bien”,
“Deberíamos
vernos pronto”,
“Anota
mi número”,
“Buena
suerte, hasta la próxima”.
Y ya
caí de nuevo:
Un par
de meses de laborioso olvido
Lanzados
a la basura
Por
semejante trivialidad;
Entristece
y,
A la
vez,
Me
llena el alma,
No estoy
seguro de qué,
Pero
la llena.
No
quiero que me malinterpretes,
El suprimirte
no es más que un mecanismo
Autómata
que se ha activado para,
De alguna
manera,
Buscar
mi tranquilidad.
Imagínate
vivir toda vida contigo a cuestas,
Observando
desde el asiento trasero
La desastrosa
manera en que conduzco;
Puede
que no critiques,
Que ni
siquiera te atrevas a decir una palabra,
Pero
vas a seguir ahí sentada
Observando,
Sintiendo,
Haciéndome
sentirte
E incomodando
a los otros pasajeros;
No tengo
espacio para tantas personas
Y me
gusta cómo te ves desde lejos,
A través
de los retrovisores,
Conduciendo
tu propio coche,
Usando
gafas de sol
Mientras
tintinea la música electrónica
Que tanto
te jactas de escuchar,
Tal vez
algo de jazz para recorridos largos,
Siempre
alejada de las bajezas,
Con
vestimentas góticas
Para
resaltar tu cabellera
Y ese
peculiar gesto
Con la
boca de medio lado
Y los
ojos entre cerrados.
Entonces
vete,
Libérame
de tus muletillas al hablar,
De los
tintes sobre tu piel
Que
expones con tanta soltura,
De
las palabras en idiomas extranjeros
Y tus
sueños de ser mejor persona,
De volver
a ser lo que fuiste
En el
prematuro pináculo
De
tu efímera existencia en la lejanía;
Libérame
de las excusas vagas
Alimentadas
por realidades inconexas
Que
solías regalarme con vergüenza,
De
la forma en que comes helado,
De tus
conocidos que te nombran
Si tener
idea de que quiero olvidarte,
De que
te conozco más allá del saludo,
Más allá
de los negocios que fueron,
En secreto,
Aparentes.
Libérame
de tu recuerdo
Como
yo te liberé de mi existencia
Aún
a sabiendas de que,
Y esto
lo tienes muy claro,
Nos
veríamos bien juntos;
Casi
puedo imaginarnos
Comiendo
en algún sitio
Rozando
nuestras manos
Y
soltando una sonrisa;
Casi
puedo imaginarte
Imaginando
lo mismo,
Debes
estar desarreglada,
Parada
frente a tu ventana abierta,
Algo
mareada,
Riéndote
de algún tercero
Y con
ganas de ser alguien;
No
eres tan diferente
Después
de todo,
Puedo
equivocarme de vez en cuando.
Por:
Juan José Cadena D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario