lunes, 19 de enero de 2015

Una pérdida de tiempo

El único problema de las personas
Es que no se conocen a sí mismos
Mientras piensan que los demás
No se toman el tiempo de conocerlos.
Todos actúan por inercia
A la espera de que alguien,
Quién sea,
Les dé un papel en su vida,
Los convierta en un personaje
Y delimite su existencia,
Sus creencias,
Sus pensamientos,
Sus acciones;
Luego se salen del guión
Para sentirse libres
Sin darse cuenta de que,
En efecto,
A nadie le interesa,
De que el interés es parte de la obra
Escrita a muchas manos
Que resulta siendo la existencia;
Escrita a tantas manos
Y a través de tantos años,
Que se vuelve realidad,
Esa realidad que nos creemos
Sin llegar a entender del todo
Por darle demasiada importancia.
Creo que así comienzan las historias,
Del manantial supremo de la duda,
Del seguir andando sin tener control
Mientras se hace lo posible por demostrar,
A terceros igual de desorientados,
Que está ocurriendo lo contrario.

Una noche salí de casa con un propósito sencillo,
Creo que era un domingo,
No me había afeitado
Y todo transcurría con parsimonia
Porque el día siguiente era un festivo;
A nadie le gusta trabajar,
Preferimos derrochar el tiempo
En actividades que nos den placer,
Aunque el placer sea
El simpe hecho de no hacer nada,
De no tener responsabilidades.
Las calles estaban casi desoladas,
Encontré una buena emisora
Y me alegré,
No todas las noches puedes escuchar Jazz
Mientras atraviesas calles
De la ciudad que mejor conoces
Tan solo pobladas
Por puñados de personas;
Personas que se ríen,
Personas que montan bicicleta
Con una expresión parca,
Personas que te miran con disimulo
Intentando descifrar los secretos
Que ni siquiera tus mejores amigos saben;
Estoy seguro de que a veces lo logran,
En la lejanía todo se hace evidente.
Llegué a mi destino sin dificultad,
Un par de minutos de retraso
Nunca conllevan resultados funestos,
La noche estaba bien,
Tal vez un poco fría y nublada,
“Las estrellas no se muestran hoy”, pensé;
Pero seguía siendo una buena noche,
Una de esas noches
En que caminar no es tan difícil,
En que la mañana se ve lejos,
Demasiado lejos para ser una molestia,
Para aparecer en una conversación.

Todo transcurrió dentro de lo planeado
Y eso me causó alguna decepción,
Charlas, miradas, gestos,
Ganas de ir al baño cada cierto tiempo,
Una que otra risa,
Exquisitos silencios
Que nadie parece apreciar;
Me di cuenta de que no quería estar ahí,
De que ni siquiera mi instinto deseaba
Seguir hablando con aquella mujer
Y que era hora de irse
Aunque fuera temprano.
“¿Qué tienes?”, preguntó;
“Nada”, respondí,
“Solo estoy muy cansado”;
“¿Nos vamos?”, preguntó;
“No”, respondí,
“Quedémonos un rato más”.
Incoherencia, es cierto,
Pero era lo correcto
En ese preciso momento,
Sentí unas ansias enormes por entenderla,
Creo que nadie la había entendido antes,
A veces toma algo de tiempo
Darse cuenta de que alguien
No tiene valor alguno
Más allá de lo que encuentras
A simple vista;
No todos tienen algo que decir
Y los sueños nunca son suficiente
Para darle valor a tu existencia,
Ni siquiera sueños hermosos
Acompañados de realismo,
Un baguette a media noche
Y elegantes notas musicales.
Transcurrió una hora más,
Los silencios eran largos
Y a ella parecían incomodarle;
La llevé a su casa,
Le deseé muy buena suerte,
Vi su figura entrar a aquel edificio
Y me alegré de poder encender la radio
Una vez más y andar las calles
En busca de extraños con historias,
De seres con alma.

El problema de la personas es que no se conocen,
Pero están seguros de que son únicos
Y dejan que la vida los lleve,
Que los demás moldeen sus palabras
Para olvidarse del suelo que pisan
Y no vuelvan a hablar con el techo.
La vida es una obra
En la que todos buscamos el papel principal
Creyendo merecerlo por algún detalle irrelevante,
Un salto,
Un grito,
Una cicatriz en el hombro,
El valor para enfrentarse a cien guerreros,
El valor para enfrentarse a la muerte,
Escuchar jazz a media noche,
Decir un comentario gracioso,
O haber vivido un par de historias;
Sobresalir no es tan difícil
Si solo quieres sobresalir,
Si quieres dejar tu aroma
En cada sala que visitas
Y que tu nombre retumbe
En oídos de los que no sabes nada,
Pero serás tan solo parte de la escenografía,
Un árbol,
Una piedra,
La puerta dibujada en un pedazo de cartón
Que, de todas maneras,
Nadie está interesado en abrir.
No seas un protagonista
Que esos son los que más sufren
Cuando son olvidados por cualquiera,
Tampoco seas un dibujo
Que esos no son más que útiles
En ciertos momentos de la vida,
En momentos de tristeza,
De soledad;
No luches por ser nada
Que vaya más allá de tus capacidades,
Encuentra el silencio
Para entenderte,
Para abrazarte en la oscuridad,
Para no fingir un libertinaje
Y poder dormir tranquilo
Tras haber disfrutado
El haberte quitado los zapatos
Con los que diste una larga caminata;
Los sueños no son suficiente,
Pero son algo,
A veces.


Por: Juan José Cadena D. 

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