Lo
mejor de que me odies
Es
la certeza absoluta
De
que no me leerás de nuevo.
Me
siento tranquilo,
Despejado,
Con
la libertad absoluta
De
escribir lo que me
Venga
en gana por estar
Alejado
del bullicio
Que
causa tu mirar
En
cada una de mis letras.
No
más líneas borradas,
No
más frases enigmáticas,
No
más censura alguna
En
mis publicaciones.
Sin
tus ojos posados
Sobre
esta pantalla
Puedo
hablar incluso
Del
mejor de nuestros
Días
sin miedo a que
Te
des cuenta de lo
Importante
que eres
Para
mí y hasta puede
Que
me anime a
Citar
alguna de esas
Frases
tan poéticas
Que
siempre sacabas
A
relucir cuando
Estabas
enojada
Conmigo;
Sí
que te enojas
Con
facilidad,
Te
conviertes,
Sin
mayores trabas,
En
la sombra misma
De
los miedos que
Tanto
profesas
Sentir
al despertar
Y
ni siquiera tienes la
Delicadeza
de
Luchar
en silencio
Contra
los defectos
Que
encuentras
En
el espejo del
Baño
cada mañana
Mientras
te cepillas
Los
dientes.
Pero
ya no estás
Y
eso es lo único
Que
importa a esta
Hora
de la tarde
En
la que la brisa
Agita
las hojas
De
los árboles
Mientras
saco
Mi
perro a dar
Un
paseo en
El
parque con
Un
cigarrillo
Encendido
Sostenido
en
Mi
mano derecha.
Cae
el sol con
Delicadeza
y
Sentado
en una
Banca
incómoda
Acepto
que
No
puedo sacar
De
mi mente
La
forma en que
Nos
despedimos
Ni
el aroma que
Dejaste
en las
Pulseras
que cargo
Siempre
en mi
Brazo
izquierdo;
Me
alegra que te
Hayas
ido, pero
Estoy
seguro de
Que
nuestra despedida
Pudo
ser mejor,
Un
momento idílico,
Algo
que representara
Lo
utópico de nuestra
Zigzagueante
travesía
Y
no se quedase como
Un
simple y ambiguo
Deambular
entre
Susurros
inocentes
Que
hace tiempo
Decidieron
no
Ser
sinceros
Para
evitar
Causar
dolor
Innecesario;
Un
bosquejo,
Una
melodía triste,
Recorrer
tres o cuatro
Calles
a medianoche
A
sabiendas de que
La
luz de las farolas
No
fue hecha para
Iluminar
tus pasos
Y
de que sacaste la
Sombrilla
para nada.
No
quiero que me leas
Y
tal vez por eso no
Dejo
de hablar de ti,
Pues
sé que lo único
Que
no toleras es
Ir
más allá del presente
Por
ese miedo que
Siempre
le has tenido
A
la eternidad.
Te
escribo sin ganas
De
que me leas,
Pero
igual te escribo;
Te
escribo porque,
Aunque
soy libre
De
escribir sobre
El
tema que me
Venga
en gana,
Hace
tiempo que
Eres
la única idea
Revoloteando
en
Mis
pensamientos;
Te
escribo porque
Aún
mantengo la
Esperanza
de que
Nuestros
caminos
Se
crucen en un
Futuro
y podamos
Recostarnos
en el
Prado
una vez más
A
esperar que el
Tiempo
se deshaga
En
nuestros besos
Y
el sol se oculte en
Medio
de caricias
Que
no llegamos
A
comprender
Del
todo;
Te
escribo sin ganas
De
que me leas,
Pero
igual te escribo
Por
si acaso no vuelvo
A
saber de ti y la
Vida
sigue su curso
Hacia
nuestras
Infelicidades
y
Fallecimientos,
Para
despedirte
Como
lo mereces,
Con
una pincelada
De
eternidad y
El
toque de indiferencia
Que
tanto te caracteriza.
Espero
que no poses
Tus
ojos aquí,
Hace
mucho que no
Eres
bienvenida.
Por:
Juan José Cadena D.
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