Estaba
hablando con un amigo
En
una banca del parque
Y
en medio de la charla
Me
di cuenta de que hace
Cierto
tiempo que se acabaron
Los
sufrimientos de mi vida,
Se
fueron demasiado rápido,
No
tuve tiempo de despedirme,
No
los aproveché lo suficiente
Y
ahora tengo que pasar lo que
Me
resta de existencia aquí
Sentado
permitiendo que las
Historias
se repitan y se repitan
Mientras
me salen arrugas,
Se
me cae el pelo y se esfuman
Los
proyectos que alguna vez
Fueron
los sueños de un niño
Al
que le costó más de la cuenta
Aprender
a andar en bicicleta.
Sí,
los verdaderos sufrimientos
Son
escasos, muy escasos,
Tan
escasos que pocos llegan
A
tener alguno tras haber cumplido
Los
treinta años de edad,
Pero
tan profundos que
Deambulamos
décadas enteras
Recibiendo
las oleadas arrítmicas
De
sus réplicas y llegando
A
creer cada ciertos golpes
Que
nunca antes habíamos
Sentido
ese dolor agudo
Situado
justo arriba del estómago
Y
aquel impulso incontrolable
Por
realizar cualquier acción
Para
mantener la mente
Ocupada
mientras los
Días
se deshilachan
Sin
llegar a ser más
Que
una serie de
Microfracrasos.
Se
me acabaron los sufrimientos,
Tardé
tan solo un par de meses
En
darme cuenta de aquel hecho
Y
darme el lujo de abrir la ventana
Para
gritarle a los transeúntes
Que
al fin estaba listo para
Convertirme
en uno de ellos,
Volverme
parte de la masa,
Arrastrarme
entre lugares
Que
me son indiferentes
Bajo
el sol abrasador de
Las
dos y media de la tarde,
Revolcarme
entre toneladas
De
basura que no es mía
Pero
me corresponde por
El
simple hecho de estar
Vivo,
ser un ser humano
Y
guardar aunque sea la
Más
mínima pizca de
Esperanza
en que el
Sentido
de nuestras
Existencias
apunta
Al
terreno de lo
Sempiterno.
He
decidido sentarme a
Esperar
las pesadillas
Para
que se sientan
Bienvenidas
y queden
Sin
ganas de visitarme
Durante
un par de años
En
los que, de igual manera,
No
podré dormir tranquilo
Ni
una sola vez
Por
andar recreando
La
imagen de esos labios
Que
pudieron ser míos,
Por
andar reinterpretando
Conversaciones
que
Ya
tuvieron lugar
Pero
aún no cobran sentido,
Por
andar recordando
Momentos
que desde la
Distancia
parecen rosar
La
tan anhelada perfección
Que
ha sido construida con
El
armonioso baile de los
Golpes
y las carcajadas,
De
los silencios y las caricias,
Del
melifluo deambular de un
Dedo
sobre una espalda erizada
Y
la soledad que habita entre los
Gestos
inexpresivos de alguien
Que
creías conocer.
Sintiéndome
acorralado
Por
fantasmas que de
Seguro
nunca existirán,
No
queda más que sentarse
A
soñar que te sueño con
La
misma intensidad
Con
la alguna vez soñé tenerte
Para
que te hagas tangible
Una
vez más aunque
Mi
tacto se limite a
Desvanecer
tus rasgos
Y
no me dé tiempo
Siquiera
de llegar
A
tu entrepierna
O
sentir el dulce
Aroma
de tus
Fríos
labios;
Y
burlarse,
Burlarse
mucho,
Burlarse
de todos los
Que
aseguran y hasta prometen
Que
después de los sufrimientos
Se
encuentra la libertad.
Por:
Juan José Cadena D.
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