miércoles, 21 de marzo de 2012

Sistema de Evación



Encontrándose todos en un sistema tan extraño decidieron pararse de la mesa. Vieron a su alrededor las diferentes siluetas que se encarnaban con las sombras pálidas del aire, y no pudieron resistir la tentación de observar los movimientos del pequeño bote pesquero navegando en el rio Cauca, estaba situado sobre la mesa triangular, a la vista de todo aquel que lo quisiera leer con sus oídos, todo aquel que se entregara al universo difuminado del arte clandestino. 

Todos eran uno, lo eran en cada sentido, pensaban lo mismo en el mismo instante como si un rayo disparara las ideas en sus mentes, se fijaban en los mismos detalles irrelevantes de cada objeto, sonido o recuerdo, y sin decir una sola palabra se entendían a la perfección, un alma en varios cuerpos repartida.  

Salieron del ambiente tan pesado del hogar para pasear sus pensamientos. Iban sin rumbo fijo pero sabían lo que querían. Se regocijaron bajo las gotas coloridas que cantaban en la calle, vieron las ranas saltar como ángeles de charco en charco, y por un momento comprendieron lo que querían en verdad.  Una conexión se presentó con su interior y exterior, alma, cuerpo y naturaleza se unieron bajo el poder de la conciencia, y aun bajo los húmedos pensamientos materiales encontraron la verdad.

Fue un viaje sin tiempo ni espacio, volaron colectivamente hacia las nubes que lloraban por la incomprensión y se separaron para buscar lo que no tiene respuesta. Las llamas del aire se iluminaron al encontrarse cada quien con sus burlones  antepasados mal informados de la situación actual, cayeron del cielo las cenizas ya gastadas de la pobre humanidad que no tiene elección. Y el caballero principal se despidió de sus compañeros al encontrar en la nada lo que no encontró en la realidad, pues una esfera multicolor lo lleno de aire para elevarlo hasta la próxima estación vital, le otorgo alas doradas para su movilidad y lo hizo jurar en vano que jamás se sentiría igual. No se supo nada mas del joven caballero pues se rastro ahora solo se hallaba en lo más profundo de las almas, rompió la cadena física que a sus compañeros lo ataba.

De nuevo en el globo terráqueo todos cayeron en la mas profunda depresión, el tiempo se volvió un monologo interminable de torturas y tristezas, cada movimiento era una daga y cada resplandor se mancho de sangre y avaricia. Se volvieron uno con el mal, encontraron todos los monstruos de la humanidad en su interior y huyeron hasta del más mínimo lujo del poder por miedo a la felicidad. Pero ya siendo tan tarde no había porque correr, así que los jóvenes ensimismados se sentaron bajo el techo de zinc de una esquina a ver las ráfagas translucidas de colores. Sintieron el orgullo de ser humanos y la tristeza de ser lo mismo, un vacio se apodero de sus cuerpos y sucumbieron al dolor.

No dejaron de gritar hasta darse cuenta que estaban en los rieles del tren. Se encaminaron por el camino metálico sintiendo la nieve de las historias, viendo millones de instantes en cada época. Se movieron por el tiempo a placer, se perdieron y encontraron incontables veces. Y ya ancianos se encontraron riendo del pasado y viendo sin razón de causa todo lo que paso.  ¿Qué importan los recuerdos frustrados? El dolor fue aceptado cuando se agotaba de sus almas la última carcajada.

Por: Juan José Cadena

No hay comentarios:

Publicar un comentario