A veces me aburro de la vida
y de las personas que me rodean, me canso de muchas cosas y por eso las
abandono. Soy muy perezoso con lo que no me interesa pero increíblemente dedicado
con lo que me alegra y me motiva. Puedo ser el más organizado con mis cosas
pero a la vez puedo olvidarme por completo de todo. Soy muy impulsivo en muchas
cosas de mi vida, siempre tomo decisiones bruscas que muchas veces en nada
bueno derivan, pero que cuando algo bueno causan suele ser muy especial y
siento que eso nivela de cierta forma mi percepción de la felicidad. Estoy
enamorado de cada cosa de la vida, veo paisajes hermosos en lugares infernales, me gusta caminar
despacio para poder hacer detalladamente fotografías mentales, pero pocos
entienden esto y no ven belleza en el desorden, creen que tan solo son cosas
estúpidas y radicales. Le tengo mucho miedo a la monotonía, por eso hago
siempre cosas para evitarla de alguna
manera, pero le tengo tanto miedo que a veces caigo en ella y soy consiente que
si tanto miedo me causa es porque algo de ella veo en mi, pero me aterra y le
huyo así sea diciendo cosas sin sentido que a veces causan gracia y a veces
extrañeza. No me culpen, es tan solo un gran terror que evito casi por
naturaleza. También le temo al aburrimiento o la depresión crónica, pero en
porciones pequeñas las aprecio pues me recuerdan de qué se trata la vida. Vivo
contrastando los momentos malos con los buenos para ver la magnitud real de las
alegrías y los problemas. Hago mi mayor esfuerzo para ver con objetividad mi
vida y para no tener problemas tontos o que al menos no me afecten pero es muy
duro siendo alguien como yo, siendo alguien que aunque no demuestra nada siente
mucho, y que le duele profundamente las palabras y los insultos. No me gusta
demostrar nada a nadie, menos si creo que no lo merece, prefiero enviar mis
sentimientos a un aislamiento total de este mundo material. No me gusta que me conozcan
porque no me gusta que me hieran, no soy masoquista, me da miedo dar confianza
porque es como dar herramientas a un enemigo potencial, prefiero encarcelar mi
instinto en lo mas profundo de mi ser. De tanto huir de que me conozcan ya es
casi un hábito, en ocasiones quiero decir muchas cosas pero no las digo por
olvido. Pocas personas componen mi circulo esencial, y mi entera confianza a
una sola persona he sido capaz de otorgar. Mis amigos pocos son, los contaría
con los dedos de mis manos, se que sobran muchos pero ni siquiera estoy seguro
de cuantos. Me quedo callado mucho tiempo aunque le tengo miedo al silencio, en
esos momentos veo mucho mas claros mis pensamientos, reflexiono mucho sobre lo
que hago cada día para tratar de tener progreso en mi formación como persona.
La soledad no me intimida, la conozco de memoria, es tan solo un espacio para
ver de que soy capaz, el único espacio donde ningún otro ser me va a molestar.
Me han clasificado de filosofo, tonto, intelectual, romántico, arrogante,
desocupado, peleón, inteligente, raro, rebelde sin causa, y muchas otras cosas
que en este momento no recuerdo, pero no me considero ninguna de esas cosas
porque en ninguna soy el mejor. Sueño con marcar la historia de alguna forma,
que mi nombre no se pierda después de unos años de mi muerte y que mis
descendientes no sean los únicos que sepan algo de mi existencia. Pero nunca me
alejo de la realidad y se que las estadísticas no me ayudan para nada, soy
consiente que es muy probable que mi vida sea tan solo intrascendente y sea
alguien a quien no vale la pena recordar, igual trato de llegar a las personas
de alguna forma para al menos dejar una enseñanza o un recuerdo en el corazón
de los que me conocieron. Me gusta escribir lo que pienso y siento para
desahogarme de este mundo, a veces me dan ganas de mandar cartas a todos
diciendo cuanto los quiero y cuanto los odio. Pero en verdad no odio a nadie,
va en contra de mi filosofía de “amar y no criticar”, fácil de decir pero casi
imposible de ejecutar. Digo lo que siento en el momento exacto porque si no lo
hago se vuelven palabras hipócritas de momentos pasados. Y es que odio la
hipocresía de este mundo tan asqueroso donde lo proyectado vale mas que lo
sentidos y lo agresivo vale mas que lo tranquilo. Pero no odio el mundo, de
hecho lo amo como a otras pocas cosas que en el se encuentran porque creo que
cuando se ama algo se debe amar de verdad. La sinceridad me parece el valor más
importante que me han inculcado, por encima de cualquier cosa soy sincero sin
necesidad de ser imprudente o grosero. Puedo ser el ser mas detestable y
repugnante sobre la faz de la tierra, puedo ser increíblemente cruel y sentirme
bien siéndolo con los que se me atraviesan. Y al mismo tiempo puedo ser el mas
amable y el mas noble con los quiero y no conozco. Es como si estuviera lleno
de muchas personas que no conozco, se contradicen muchas veces y también se
complementan. Por ahora solo vivo el día a día esperando algo que aun no
entiendo y disfrutando la hermosura de mi pequeña e insignificante vida.
Por: Juan José Cadena D.
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