miércoles, 16 de noviembre de 2011

La Cabaña

Junto al lago aquel,
Entre  la brisa y las montañas,
Se posa suave y tiernamente
La misma simple cabaña.
Carcomida por el tiempo,
Destrozada por la calma,
Llena de aire marchito,
Llena de  flores sin alma.
La puerta esta siempre abierta,
Al igual que sus dos ventanas,
No espera que nadie entre,
Porque nadie espera visitarla.
Tiene muchas cosas,
Pero en verdad no tiene nada,
Esta llena de salones vacios,
Donde solo se pasean ratas,
Nada más ahí tiene vida,
Están muertas las paredes y las plantas.
No importan mucho las estaciones,
El sol nunca llega a este lugar,
El frio es un hábito aprendido,
El calor se dejo de desear,
Hace mucho, mucho tiempo,
Tanto que al tiempo mismo
Ya  le cuesta recordar.

En aquella cabaña sucia,
Hay una mesa ovalada,
Sobre ella una bandeja sobria
Sostiene seis figuras aladas.
Aunque tienen la misma forma,
No son copias exactas,
Sus colores fuertes
Las distinguen y separan.
El rojo le teme al mundo entero,
El verde no quiere volar,
El azul llora todas las noches,
El negro nunca aprendió a hablar,
Mientras el café y el violeta,
Tan solo piensan en matar,
No saben que exactamente,
Pero no le quieren dar oportunidad.

Cuidan esta choza vieja,
La aman mucho al parecer,
Es su arma y su guarida,
La máxima expresión de su ser.
Estos seis no son nada,
Pero son todo a la vez,
Pueden ver sin tener ojos,
Sin aire puede envejecer.
Estos seis nunca se escuchan,
Jamás se van a conocer,
Pues a pesar de vivir juntos,
Les falta tacto para perder.

Por: Juan José Cadena D.

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