miércoles, 3 de febrero de 2016

Bajo llave

Tengo ganas de irme
Y es en gran parte
Por tu culpa,
Porque estoy cansado
De ser la carta sin abrir
Guardada bajo llave
En tu mesa de noche
Y se me hace imposible
Olvidar la canción que
Cantamos junto aquella
Madrugada con las luces
De la ciudad irradiando
La totalidad de nuestros
Cuerpos a través de
Esa ventana que sigues
Encontrándote cada
Mañana al abrir los
Ojos y darte cuenta
De que sigues viva
Y de que tu vida
No tuvo mayores
Sobresaltos mientras
Estabas ocupada
Teniendo sueños
Que ni siquiera te
Tomas el tiempo
De recordar.

Tengo ganas de irme
Y es por tu culpa,
Por culpa de la
Manera en que
Le das más importancia
A ese engreído gato
Que no te quiere
Que a mí,
Por culpa de los
Meses en que fuimos
Amigos y llegamos a
Confiar el uno
En el otro más
De lo que resulta
Sano para cualquier
Par de compañeros que
Saben a escondidas
Que se están enamorando
Y no les molesta
En absoluto,
Por culpa de tus
Miradas,
De tus silencios,
De tus muletillas,
De la manera en que
Te quedas mirando
El vacío mientras
Piensas en algo
Interesante que
Decir para darte
Una pequeña palmada
En el hombro
Mientras la imagen
Del espejo te susurra
Que no eres idiota,
De la manera en que
Lloras una y otra vez
Por acontecimientos
Que no ocurrieron,
Que no te incumben
Y que, de igual manera,
No hubieses podido evitar
Por ser siempre
Esa persona demasiado
Honesta y con poquísimo
Dominio de sí misma.

Tengo ganas de irme
Y tengo ganas de
Satisfacer este capricho
De una vez por todas
Para ver si dejas de
Aparecer con una daga
Entre mis pensamientos
Cuando me estoy sirviendo
Una taza de café,
Voy camino al baño
O intento, sin demasiado
Esfuerzo, sostener
Una conversación banal
Con alguna mujer que
Se cruzó en mi camino
Y con la que parezco
Coincidir en algunos
Mínimos aspectos
De la cotidianidad;
“No puedo creer
Que tú también utilices
Esa marca de jabón,
(Puñalada)
De seguro es la mejor
Que hay en el mercado.
(Puñalada con tu cara
Sonriente mientras me
Retuerzo de dolor ante
Este aburrida desconocida)
¿Acaso la has usado siempre?”
Y ya está,
No escuchó su forzada
Respuesta y me voy
Tan rápido como me
Es posible;
Llego a mi casa,
Encuentro el espejo,
Me desnudo,
Me veo,
Me examino,
Nada,
No hay marcas,
No hay sangre,
No hay motivos para
Correr a urgencias,
No hay nada más
Que el flácido y
Enjuto reflejo de
Alguien que no
Ha sido capaz
De olvidar a
Alguien que,
Para colmo,
Ni siquiera
Le interesa,
Ni siquiera
Le importa.

Tengo ganas de irme,
Tengo muchas ganas
De irme para no volver,
Tengo muchas ganas
De escapar para siempre
De tu indiferencia y
De tu olvido,
O al menos del miedo
Constante e irracional
Que me acecha día y noche
Sobre la lejana posibilidad
De que llegues a ignorarme
Lo suficiente como para
Creerte que no existo
Y ese pequeño cambio
En tu de por sí simple
Mentalidad me deje
Sin chance alguno de ser
Leído por aquellos ojos
En los que tuve el exquisito
Placer de sumergirme
Cuantas veces me vino
En gana durante un tiempo
Que tal vez fue demasiado corto;
¿Y para quién escribo
Si no me lees?,
No sé,
Supongo que para nadie
Aunque dé como excusa
A todos los que me preguntan
Que escribo para mí mismo
Y que hace tiempo que
No sé de ti.

Tengo ganas de irme,
Pero no me voy,
Tengo ganas,
Muchas ganas
De irme,
Pero sigo aquí
Sentado en el
Mismo lugar
Escribiéndole
A alguien que
De vez en cuando
Existe pero se
Sigue negando
A leerme;
Y a veces siento
Que no soy más
Que el aire que
Guía un susurro
Malintencionado
Hasta su oreja izquierda,
“Abre el cajón,
Abre la carta,
Léeme alguna vez
No seas cobarde”.

Por: Juan José Cadena D.


No hay comentarios:

Publicar un comentario