lunes, 6 de febrero de 2012

Maestros

A veces, y diría que la mayoría de las veces  desperdiciamos grandes oportunidades que nos da la vida. Y no me refiero a situaciones puntuales en las que tengas que tomar una decisión entre unas opciones que definen tu vida como aceptar un trabajo o hacer una actividad, me refiero a las incontables oportunidades que nos da de encontrar la sabiduría a través de los demás, algo que casi nadie logra interpretar. No estoy diciendo que reflexionar basándose en estímulos como música, películas y libros, además de las experiencias propias y la imaginación sea algo malo, de hecho pienso que generar reflexiones personales es algo muy importante para mostrarte como individuo lo suficientemente maduro para tener un punto de vista propio. Lo que digo es que existen personas que se cierran tanto en su pequeño mundo que terminan por perderse en él, cerrando innumerables puertas que tal vez jamás se abran de nuevo. Hay personas que se cierran en la tecnología y usan los medios de comunicación virtuales como muletas sociales para no sentirse solos en ningún momento, para evadir ese miedo a la soledad que suele acechar a los humanos en todo momento. Pero no se dan cuenta que esa “compañía” jamás podrá llenar el vacio interior, es tan solo una droga que quita los síntomas por unos momentos y agrava la enfermedad, porque cuando un problema se evade, este tan solo crece. Hay otras personas que se esconden del mundo por creerse superiores cuando esto nunca es así, que alguien maneje mejor algo, ya sea un tema especifico o cultura general no significa que valga mas que la otra persona, todos tienen algo valioso dentro de si que se expresa de distintas maneras. Hay gente que habla muy poco pero tiene demasiado para decir, hay otras personas que engañan con un exterior superficial cuando su espíritu tiene una profundidad increíble, y así cada ser humano tiene algo que dar, a veces mucho y a veces poco, pero siempre algo. Esto es algo fundamental para la vida, por lo menos para mi vida, darnos cuenta que todos los que llegan, ya sea por cuestión del destino o el azar tiene algo que aportarnos, y tiene algo bueno que todos quisiéramos tener y podemos de forma respetuosa intentar implantar en nuestras vidas, para crecer así sea tan solo un poco como seres humanos y acercarnos un poco mas a esa meta que tenemos todos, la felicidad y la paz con nosotros mismos y nuestro ambiente. Y estoy seguro que hasta del ser mas detestable del mundo se le puede sacar un detalle positivo para nuestra vida, así sea el más mínimo, porque nadie es perfecto en nada, ni siquiera perfectamente malo. Yo personalmente he decidido aceptar a todos como maestros en el arte de vivir siendo el alumno mas aplicado, y tratar de aplicar las cosas buenas de cada persona en mi vida, para así poder ser alguien que vive en continuo progreso y además ayuda a los demás sirviéndoles de maestro en algún aspecto, aportando algo este mundo que tanto nos regala diariamente.

Por: Juan José Cadena D.

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