miércoles, 8 de febrero de 2012

Cuestion de Entendimiento

Cada quien tiene un mundo propio, eso es algo muy cierto. Es imposible ponerse los ojos de los demás para ver el mundo aunque sea unos segundos y por eso terminamos asumiendo que todos ven como nosotros, cuando la vida y la historia no se cansan de demostrar lo contrario. “Los buenos somos más” dice una propaganda política que leí hace poco, y eso me pone a pensar mucho, reflexionar sobre ese lema tan pegajoso. No me cabe en la cabeza, tal vez por terquedad o por demasiado pensarlo, no pueden haber mas buenos que malos, si así fuera el mundo no viviría en una continua crisis, los niños no se morirían de hambre cada contados minutos, no existirían las armas para matar a nuestros hermanos y no correrían lagrimas donde solo debería haber sonrisas. ¿Pero quienes son buenos? ¿Acaso los peores monstruos de la humanidad no creen estar haciendo lo correcto? El problema no vendría siendo los buenos y los malos, vendría siendo el bien y el mal en si.

Cuando miro mi pasado y veo como el tiempo y la sociedad  me han moldeado, veo que he cambiado mucho en poco tiempo y he mejorado innumerables aspectos por los cuales me siento orgulloso de cierta humilde manera, pero ¿Cómo sé a ciencia cierta si no son tan solo ilusiones y engaños de mi subconsciente? Puedo estar igual o incluso peor de lo que estaba sin darme cuenta. Nadie sabe lo que es en verdad al no poderse ver a través de los ojos de los demás, esto convierte la vida en la más pura subjetividad, demostrando que la percepción es realidad, razón por la cual mi realidad es diferente a todas las demás. Ni siquiera sé como ven físicamente el mundo los que me rodean, tal vez su azul es un rojo para mi, o su blanco vendría siendo mi negro, y así cada quien ve todo con sus colores llamándolos igual por la educación recibida. ¿Por qué no? Es una posibilidad latente teniendo en cuenta que estamos encerrados por nuestros sentidos, solo ellos nos guían en este universo que compartimos lleno de problemas y alegrías. Y los drogamos, drogamos los sentidos para generar sensaciones placenteras que hacen la estadía en este mundo más aguantable y placentera. Los drogamos con arte que altera nuestro cuerpo de diferentes maneras, perdiendo y trastornando la realidad, por medio de las diferentes ondas sonoras que entran agitadamente, o por los colores fuertes en los que la vista poco a poco se pierde dejando libre la imaginación. Lo drogamos con parámetros sociales que nos indican que estamos haciendo todo bien y hasta los drogamos con nuestra imaginación que mal controlada puede llegar a ser enfermiza y perjudicial para nuestro pequeño mundo. Ese mundo que todos deseamos compartir, ese mundo por el que luchamos a la espera de una aprobación ya sea general o particular.

Siendo la vida la competencia más grande en la que todos buscan la misma meta, el poder, volviendo a reafirmar el hecho de que todos somos lo mismo en más aspectos de los imaginables, todos haciendo el bien a su modo, según su percepción. ¿Pero que se puede esperar de alguien criado para matar? ¿Que se puede esperar de alguien que no tiene nada para comer? ¿Que se puede esperar de alguien que solo ve violencia a su alrededor? Nunca juzgues a un hambriento por robar si no sabes lo que es el hambre. Ahí radica el problema generador, educación. Si se dejara de tratar a las personas como productos preparándose para venderse al mercado de la vida y se empezara a trabajar la sensibilidad humana, y si sobre todo se dejara de educar basándose en cólera, resentimiento y dolor, siendo estos reemplazados por aceptación, alegría y paz, solo en ese momento se tendría un futuro en el cual las percepciones serian validas, donde todos los pequeños mundos puedan crecer tranquilos, sin presiones ni miedos. Y así se dejarían atrás problemas como el racismo, la desigualdad social, el olvido, la omisión y con el paso del tiempo la pobreza misma. Solo entonces podre entender que “los buenos somos más”.

Por: Juan José Cadena D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario