Éramos
tan solo
Dos
desconocidos,
Un par
de extraños
Que
se encontraron
Aquella
noche
Y contaban
con un par
De amigos
en común.
Tenía
puesto un vestido
Color
rosado y unos
Pantalones
cortos,
Su
espalda estaba
Tan
descubierta
Como
sus piernas
Y parecía
sentirse
Orgullosa
por ese detalle,
Parecía
estar diciendo
“Ven,
mírame,
No te
preocupes,
No te
avergüences
En lo
más mínimo;
Mírame
cuanto quieras,
Sacia
tus deseos
Con
la imagen
Que soy
frente a ti”,
Parecía
muy tranquila,
Muy cómoda
con su ser,
Muy segura;
¿A
quién no le llama
La atención
una
Mujer
segura?,
¿Una
persona
Que parece
estar
Completa
por
Sí misma,
Que no
te
Necesita
en lo más
Mínimo?;
Se
presenta como
Todo
un desafío,
“Quiero
volverme
Indispensable
para ella”,
Pensamos
todos,
“Cambiar
su mundo,
Sorprenderla,
Volverla
un ser
Común
y corriente,
Dependiente
De un
juicio,
De una
caricia,
De un
signo de aprobación
Que no
tengo por qué
Darle
todos los días”;
Todos
queremos arrebatarle
Esa
seguridad
Para
sentirnos mejor
Con nuestras
banales
Existencias,
Para
mostrarle a los
Demás
que hemos
Humanizado
una diosa,
Para
mostrarnos a
Nosotros
mismos
Que,
al final, todos son
Tan frágiles
como
Nuestros
pensamientos
Al mirarnos
en el espejo
Cada
mañana
Con la
certeza de
Que el
mundo
No es
un buen lugar
Para
estar,
De que
hubiese sido
Mejor
nacer en otro lugar,
En otro
cuerpo,
En otro
tiempo,
En un
sistema del que
Que
seamos parte aunque
Solo
sea de vez en cuando.
Sí,
ella era una de esas
Mujeres
que parecen
Tener
la capacidad
De quitarte
el sueño
Sin
siquiera tomarse
La molestia
de decirte
Su nombre,
De enseñarte
su voz,
De permitirte
palpar
Un milímetro
de su piel;
Ella
bailaba y todos
La
observábamos en silencio,
Ella
bailaba con
Su blusa
rosada
Y
nadie se perdía
Uno solo
de sus
Movimientos,
Movimientos
que se
Notaban
naturales,
Movimientos
que se
Daban
siempre en el
Momento
justo,
Movimientos
que te
Hacían
pensar en que
A
veces el mundo se
Reduce
a unas piernas
Largas,
una espalda
Descubierta,
Un
par de tragos
De una
cerveza tibia,
Una cara
llena de pecas
Y algo
de música;
Ella
parecía comprenderlo
Muy bien
mientras
Bailaba
con sus ojos
Entrecerrados,
Mostrándose
entregada
Al momento
Y queriendo
que nosotros,
Simples
observadores,
Hiciésemos
lo mismo.
Aprovechando
el momento
En que
se dio media vuelta
Y quedamos
frente a frente,
Fijé
mis ojos en los suyos,
Me
encontré de repente
Con un
par de
Ojos
oscuros que reflejaban
Una
extraña sensación
De
cicatrices profundas,
De falta
de confianza
En
todo lo que exista
Afuera
de sí misma,
De dolor
añejo que
Se convierte
en simple
Falta
de importancia
Por los
demás;
“Solo
una máscara”,
Pensé
mientras
Terminaba
mi cerveza
Con mi
vista fija en
Sus ojos
que parecían
No poder
escapar
De los
míos.
Me
hizo un gesto
Para
que fuese a bailar
Con ella,
Una
vaga invitación
A un
mundo nuevo
Que decidí
aceptar
Sin mayor
meditación,
Un abrupto
movimiento
Que se
transformó
En un
saludo,
En el
retumbar de
Su nombre
en mi oído
Y la
sensación de su
Aliento
muy cerca
De mi
oreja
Mientras
sus brazos
Se
aferraban a mi
Cuello;
Tenía
una voz
Algo
áspera
Que suavizaba
con
La lentitud
con la
Que pronunciaba
Cada
sílaba,
Se notaba
tranquila,
“Una
de esas personas
Que están
acostumbradas
A presentarse”,
pensé
Mientras
rodeaba su
Cintura
con mi brazo
Derecho
y le decía mi
Nombre
al oído.
Bailamos
juntos un par
De canciones
Sin decirnos
nada,
Entendiéndonos
a través
De nuestros
cuerpos,
De nuestras
gestualidades,
De la
manera en que
Nuestros
rostros
Se acercaban
de a pocos
Y entre
pequeñas sonrisas
Cada
vez que dábamos
Una o
dos vueltas,
De la
forma en que
Nuestra
respiración
Parecía
volverse
Más profunda
Con el
pasar de los
Compases
Y se
me daba licencia
Para
percibir ese
Aroma
tan característico
Que emitía,
Ese perfume
dulce,
Esa fragancia
que subía
Por mis
fosas nasales
Para
alimentar mis
Intenciones
de acercarme,
De ver
de cerca
Esas
pecas que se
Posaban
sobre sus
Pómulos,
De besar
esos labios
Impávidos
Que parecían
no
Tener
sabor alguno,
Un dibujo
sobre
La máscara,
Una
puerta de entrada
A un
mundo
Inexistente,
Un estrechón
de manos
Con las
ilusiones
Desmoronadas
De terceros,
Con desilusiones
Ajenas,
Con
utopías
Bien
fundamentadas
Desde
una ambigüedad
Que pocos
captan,
Que nadie
entiende.
Un
beso,
Dos
besos,
Tres
besos,
Una mirada,
Una sonrisa,
Seguir
bailando,
Seguir
sintiendo esa espalda
Descubierta
con mis manos,
Seguir
sintiendo esa fragancia
Entre
mis fosas nasales,
Entre
mis pensamientos,
Un beso
más,
Que
este sea más largo,
Que
este me dure hasta
La próxima
vez que nos veamos
Porque
ya es hora de partir.
Nos
despedimos como
Dos extraños
Y nos
deseamos
Buena
suerte,
Seguíamos
siendo
Un par
de desconocidos
Y eso
parecía no importarle
En lo
más mínimo,
Ese
detalle de seguro
No modifica
su manera
De bailar,
Ni la
oscuridad que se
Oculta
en su mirada,
Ni la
tibieza de su
Espalda
descubierta.
No
la he vuelto a ver,
Al destino
no le ha venido
En gana
cruzar nuestros
Caminos
una vez más, pero
Tengo
vivo en mi memoria
El fuerte
aroma de su perfume
Y cada
una de las pecas
De su
rostro angelical;
No
recuerdo su nombre.
Por:
Juan José Cadena D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario