domingo, 6 de septiembre de 2015

De rosado y pantalones cortos

Éramos tan solo
Dos desconocidos,
Un par de extraños
Que se encontraron
Aquella noche
Y contaban con un par
De amigos en común.
Tenía puesto un vestido
Color rosado y unos
Pantalones cortos,
Su espalda estaba
Tan descubierta
Como sus piernas
Y parecía sentirse
Orgullosa por ese detalle,
Parecía estar diciendo
“Ven, mírame,
No te preocupes,
No te avergüences
En lo más mínimo;
Mírame cuanto quieras,
Sacia tus deseos
Con la imagen
Que soy frente a ti”,
Parecía muy tranquila,
Muy cómoda con su ser,
Muy segura;
¿A quién no le llama
La atención una
Mujer segura?,
¿Una persona
Que parece estar
Completa por
Sí misma,
Que no te
Necesita en lo más
Mínimo?;
Se presenta como
Todo un desafío,
“Quiero volverme
Indispensable para ella”,
Pensamos todos,
“Cambiar su mundo,
Sorprenderla,
Volverla un ser
Común y corriente,
Dependiente
De un juicio,
De una caricia,
De un signo de aprobación
Que no tengo por qué
Darle todos los días”;
Todos queremos arrebatarle
Esa seguridad
Para sentirnos mejor
Con nuestras banales
Existencias,
Para mostrarle a los
Demás que hemos
Humanizado una diosa,
Para mostrarnos a 
Nosotros mismos
Que, al final, todos son
Tan frágiles como
Nuestros pensamientos
Al mirarnos en el espejo
Cada mañana
Con la certeza de
Que el mundo
No es un buen lugar
Para estar,
De que hubiese sido
Mejor nacer en otro lugar,
En otro cuerpo,
En otro tiempo,
En un sistema del que
Que seamos parte aunque
Solo sea de vez en cuando.
Sí, ella era una de esas
Mujeres que parecen
Tener la capacidad
De quitarte el sueño
Sin siquiera tomarse
La molestia de decirte
Su nombre,
De enseñarte su voz,
De permitirte palpar
Un milímetro de su piel;
Ella bailaba y todos
La observábamos en silencio,
Ella bailaba con
Su blusa rosada
Y nadie se perdía
Uno solo de sus
Movimientos,
Movimientos que se
Notaban naturales,
Movimientos que se
Daban siempre en el
Momento justo,
Movimientos que te
Hacían pensar en que
A veces el mundo se
Reduce a unas piernas
Largas, una espalda
Descubierta,
Un par de tragos
De una cerveza tibia,
Una cara llena de pecas
Y algo de música;
Ella parecía comprenderlo
Muy bien mientras
Bailaba con sus ojos
Entrecerrados,
Mostrándose entregada
Al momento
Y queriendo que nosotros,
Simples observadores,
Hiciésemos lo mismo.
Aprovechando el momento
En que se dio media vuelta
Y quedamos frente a frente,
Fijé mis ojos en los suyos,
Me encontré de repente
Con un par de
Ojos oscuros que reflejaban
Una extraña sensación
De cicatrices profundas,
De falta de confianza
En todo lo que exista
Afuera de sí misma,
De dolor añejo que
Se convierte en simple
Falta de importancia
Por los demás;
“Solo una máscara”,
Pensé mientras
Terminaba mi cerveza
Con mi vista fija en
Sus ojos que parecían
No poder escapar
De los míos.
Me hizo un gesto
Para que fuese a bailar
Con ella,
Una vaga invitación
A un mundo nuevo
Que decidí aceptar
Sin mayor meditación,
Un abrupto movimiento
Que se transformó
En un saludo,
En el retumbar de
Su nombre en mi oído
Y la sensación de su
Aliento muy cerca
De mi oreja
Mientras sus brazos
Se aferraban a mi
Cuello;
Tenía una voz
Algo áspera
Que suavizaba con
La lentitud con la
Que pronunciaba
Cada sílaba,
Se notaba tranquila,
“Una de esas personas
Que están acostumbradas
A presentarse”, pensé
Mientras rodeaba su
Cintura con mi brazo
Derecho y le decía mi
Nombre al oído.
Bailamos juntos un par
De canciones
Sin decirnos nada,
Entendiéndonos a través
De nuestros cuerpos,
De nuestras gestualidades,
De la manera en que
Nuestros rostros
Se acercaban de a pocos
Y entre pequeñas sonrisas
Cada vez que dábamos
Una o dos vueltas,
De la forma en que
Nuestra respiración
Parecía volverse
Más profunda
Con el pasar de los
Compases
Y se me daba licencia
Para percibir ese
Aroma tan característico
Que emitía,
Ese perfume dulce,
Esa fragancia que subía
Por mis fosas nasales
Para alimentar mis
Intenciones de acercarme,
De ver de cerca
Esas pecas que se
Posaban sobre sus
Pómulos,
De besar esos labios
Impávidos
Que parecían no
Tener sabor alguno,
Un dibujo sobre
La máscara,
Una puerta de entrada
A un mundo
Inexistente,
Un estrechón de manos
Con las ilusiones
Desmoronadas
De terceros,
Con desilusiones
Ajenas,
Con utopías
Bien fundamentadas
Desde una ambigüedad
Que pocos captan,
Que nadie entiende.
Un beso,
Dos besos,
Tres besos,
Una mirada,
Una sonrisa,
Seguir bailando,
Seguir sintiendo esa espalda
Descubierta con mis manos,
Seguir sintiendo esa fragancia
Entre mis fosas nasales,
Entre mis pensamientos,
Un beso más,
Que este sea más largo,
Que este me dure hasta
La próxima vez que nos veamos
Porque ya es hora de partir.
Nos despedimos como
Dos extraños
Y nos deseamos
Buena suerte,
Seguíamos siendo
Un par de desconocidos
Y eso parecía no importarle
En lo más mínimo,
Ese detalle de seguro
No modifica su manera
De bailar,
Ni la oscuridad que se
Oculta en su mirada,
Ni la tibieza de su
Espalda descubierta.
No la he vuelto a ver,
Al destino no le ha venido
En gana cruzar nuestros
Caminos una vez más, pero
Tengo vivo en mi memoria
El fuerte aroma de su perfume
Y cada una de las pecas
De su rostro angelical;
No recuerdo su nombre.

Por: Juan José Cadena D.

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