domingo, 1 de marzo de 2015

No más

Despertarse,
Deambular,
Comer un buen desayuno
Mientras escucho mi álbum favorito.
Distraerme,
Hacer trabajos,
Seguir tecleando
Para no pensar.
Estoy cansado,
Muy cansado de estar así,
De ser una contradicción,
De no creer las palabras
Que repito todos los días
A personas diferentes
A las que parece no importarle
En lo más mínimo
El desmembramiento onírico
Que acarreo;
De callar,
De inventar historias,
De darle puños certeros
A la bolsa de boxeo
Que sigue oscilando sin más,
Que me recuerda
Que no hago más
Que golpear la nada
En una soledad aparente
Contrastada tan solo
Por las pedradas de mi consciencia,
Por la sangre que gotea
Desde mis nudillos,
Por la radio
Que se queda corta
Para acallar el bullicio
De personas que no me interesan,
De mujeres entristecidas
Que luchan por ser interesantes
En esta amalgama homogénea
De la que todos hacemos parte;
Lágrimas al por mayor,
Pequeñas revoluciones incomprendidas,
El rozar de unos labios
Escondidos tras el humo
Vespertino de la ingenuidad.
Sí, somos capaces de tolerarnos
Y eso es un logro,
Somos capaces de darnos la mano,
De vernos a los ojos,
De compartir una cerveza
Mientras hablamos de películas,
De canciones que no nos gustan,
De anécdotas que no nos competen,
De lugares que no conocemos;
Somos dudas,
Remordimientos ajenos,
Tragedias que no se escriben,
Comedias que no causan gracia;
Somos alteración,
Desesperación,
Sudor,
Alucinaciones vagas,
Frases,
Un encuentro de miradas
Que se desdibujan
Con el pasar de un distraído ser
Que nos arrebata la conexión
Sin siquiera darse cuenta,
Tal vez podamos vernos luego,
Hablar de cámaras,
De cómo éramos
Hace un par de años,
De cómo somos bajo
La luna menguante
Que coincidió hoy
Sobre nuestras cabezas,
Rodeada de nubes
Que parecen querer
Quitarle un protagonismo
Inmerecido que es,
A fin de cuentas,
Aparente.
Sí, sigo aquí,
Me despierto para pensarlo,
Para entender lo que significa,
Para estar a la espera
De novedades,
De belleza,
De cambios que no quiero,
Pero acepto;
A veces llueve,
A veces hace mucho calor,
A veces no pasa nada.
Los días pasan y no cambio,
Tan solo me sorprendo
Cuando no obtengo lo que quiero,
Me frustro desde el otro lado
De la plazoleta central,
Desde la banalidad
Que construyo
Con personas a las que no escucho,
Desde estas palabras,
Desde la protección divina
Que comprendo
Una vez al mes;
Y me canso
De sentir la asfixia
Enmascarada bajo el silencio
De mis dedos,
Del romper mis horarios
Para leer un poco más,
De acariciar diálogos
Que bien podrían
Pasar pero no pasan.
Podemos hablar,
Mirarnos de reojo
Mientras suena una canción,
Discutir sobre ciencias,
Sobre cine,
Sobre relaciones sociales,
Jugar a conocernos
Una vez por semana
Y luego fingir
Que no existimos,
Regodearnos de ser fuertes,
Únicos,
Especiales.
Mi vida transcurre
Entre peleas
Que no se dan,
Entre argumentos
Que nadie quiere escuchar,
Entre comerciales,
Entre el querer cambiarme.
Grito,
Me río,
Estornudo,
Cuento la misma historia
Veinte veces,
Tal vez treinta,
Las veces que sea necesario
Para sentirme aliviado;
He ahí el inconveniente,
Nada cambia
Y yo me quedo aquí
Diciendo incoherencias,
Repitiendo acciones
De las que fui testigo directo
Mientras intento ocultar
Un par de realidades
Que son apenas obvias.
“No más”, me repito,
“No más”, me repito,
“No más” me grito al oído,
“Vivir no es tan aburrido
Cuando no te pasas
Semanas enteras
En la misma línea
De aquel poema
Que nunca vas a terminar”;
Y me quedo sentado
Con un cuerpo extraño
Entre mis helados brazos
Pensando que debo olvidar
Aquellas palabras
Que ni siquiera se dijeron,
Dejar de rellenar el pasado
Con palabras sabias;
La vida tampoco es tan interesante,
Las situaciones se dan
Sin que haya un plan.
Hagan silencio,
Por favor,
Déjenme pensar.

Por: Juan José Cadena D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario