sábado, 20 de enero de 2018

Trascendental

Pensar en ti,
Solamente en ti,
Deambular las
Calles en busca
De las huellas
Que alguna vez
Dejamos y no
Encontrar más
Que espacios
En los que no
Ocurre nada
Trascendental,
Sí que te gustaba
Esa palabra,
La utilizo
Mientras sonrío
Con nostalgia
E imagino
Tu rostro
Mientras
La decías,
“Me gusta
Lo trascendental”,
Vaya frase,
Te dije que
Alguna vez
La utilizaría
En un poema
Y me dijiste
Que no
Entre risas,
Supongo que
A estas alturas
Ni siquiera
Me lees,
Entonces
No importa
Que la hurte,
No sé,
No me gusta
Pensar el
Asunto más
De lo necesario,
De igual manera
La realidad es que
Ni siquiera tengo
Idea de dónde
Estás y tú
No tienes idea
De que mi vida
Sigue igual,
Aterradoramente
Igual,
Tan igual que
No me cuesta
En lo más
Mínimo pensar
Que en cualquier
Momento
Llamarás a
La puerta,
Me saludarás
Con un pequeño
Beso en los
Labios y podremos
Hacer todo lo que
Aún no hemos
Tachado de la
Lista que alguna
Noche cualquiera
Escribimos;
¿La conservas?,
¿Eres consciente
De todo lo que
Aún nos falta
Vivir juntos?,
¿Eres consciente
De todas las
Promesas sin
Fundamento
Que nos hicimos?
¿De cuánto nos
Dejamos llevar
Por la meliflua
Perfección del
Momento?,
Creo que nunca
Lo olvidaré, ¿sabes?,
La luz filtrándose
Por la ventana,
El olor de nuestros
Cuerpos que
Inundaba la
Habitación,
Mi dedo
Recorriendo
Tu espalda
En la que se
Posaba el
Poema más
Hermoso que
Jamás he escrito,
Un acróstico
No tan bien
Logrado escrito
Con marcador
Negro y
Mi pésima
Caligrafía,
Qué esperpento
Sobre la belleza
De tu espalda,
Aún no entiendo
Cómo me permitiste
Hacer semejante
Locura de mal
Gusto,
Pero sí que
Era hermoso,
Sí que iba
Con el momento,
Con la música que
Salía de la televisión
Encendida,
Con el frío,
Con tus ojos
Curiosos que
Me veían de una
Manera en que
Jamás creí ser
Visto,
Como diciéndome
“Oye, gracias
Por venir conmigo,
No quisiera
Estar con nadie
Más,
Con absolutamente
Nadie más”
Y yo intentaba
Responderte con
Mi torpe mirada
Que te amaba
Aunque no tenía
El valor de decirlo
Con palabras,
Y sentía en el
Alma ese extraño
Tipo de tranquilidad
Que no se siente
Más de dos o
Tres veces
En la vida,
Una tranquilidad
Que brilla como
El cielo mismo,
Que te sacude
Y hace sentir como
Si la infancia
Nunca se hubiese
Ido del todo,
Como si hubiese
Estado esperando
El momento exacto
Para salir de
Su rincón y volverte
A cautivar con el
Simple gesto
De tus labios
Acercándose a
Los míos,
“Quédate quieto”,
Decías,
“Controla impulsos”;
“No quiero”,
Respondía,
Luego me sonreías,
Cerrabas los ojos,
Tomabas mi mano
Y suspirabas,
Y yo escuchaba
En ese suspiro
Un “te amo”
Aunque tal vez
No tuvieses el
Valor de decirlo
Con palabras,
Y nos mirábamos,
Y nos mirábamos,
Y nos mirábamos,
Y no hacía falta
Nada más,
No había nadie
Más con quien
Quisiera estar,
Absolutamente
Nadie más.
Supongo que
Por eso mismo
Te pienso,
Solo te pienso
Y te pienso
Sin más,
Te pienso tanto
Como para a veces,
En medio del
Bullicio del
Mundo que
Nunca para,
Al quedarme
Viendo un
Detalle sin
Importancia,
Sentir que
Nunca te fuiste,
Que el poema
Sigue escrito
En tu espalda
Y que tus ojos
Aún me miran
Como intentando
Decirme que la
Belleza no siempre
Se oculta en lo
Efímero;
Y es que el
Detalle siempre
Es rojo,
Por supuesto.


Por: Juan José Cadena D. 

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