Encontré
una excelente
Mujer
y la llevé a la cama;
Nos
reímos mucho mientras
Nuestras
prendas caían al
Suelo
e intentábamos jugar
Con
ritmo de nuestras
Lenguas,
nuestras manos
Y
nuestros corazones.
Contorsionamos
el universo
Justo
a tiempo para aterrizar
Sobre
unas sábanas demasiado
Blancas
con la cabeza apoyada
En
almohadas que no parecían
Pertenecer
a ningún ser
Humano
del planeta Tierra;
Nos
miramos,
Ella
puso algo de música,
Jazz
y rock en español,
Excelente
elección para
Crear
una atmósfera
Electrizante
que por
Momentos
lograba
Distraernos
de la
Desnudez
de nuestros
Cuerpos
y de la curiosa
Curiosidad
que se dibujaba
Entre
nuestras almas.
Su
pelo oscuro caía
De
manera desprevenida
Sobre
su rostro redondeado,
Sus
ojos alargados oscilaban
En
un vaivén distraído que
Parecía
querer posarse en
Cada
uno de mis lunares
En
el menor tiempo posible
Y
sus delgados labios,
Por
los que pasé mi pulgar,
Estaban
fríos y algo resecos;
Hablamos
de literatura,
De
viajes y de películas,
Me
contó sobre su íntima
Relación
con el vino tinto
Mientras
yo le relataba
Alguna
anécdota con el
Único
propósito de robarle
Una
de esas sonrisas que
Parecían
poder siempre
Repartirse
con meliflua
Tranquilidad
entre el
Tiempo
y el silencio
Que
comenzaba a ser
Una
amenaza para nuestras
Inocentes
intenciones.
Sonó
una buena canción,
Sin
nada de ropa encima
Y
con las ventanas abiertas
De
par en par la invité a
Bailar
por todo el apartamento
A
pesar de que la danza
Nunca
ha sido mi fuerte,
Ella
aceptó mi propuesta,
Dimos
incontables vueltas,
Intercambiamos
miradas
Coquetas
y no nos ahorramos
Ni
la más mínima carcajada
Para
una próxima ocasión.
Revolcamos
el universo
Un
par de veces más,
Los
intervalos siempre
Eran
amenos,
Llenos
de charlas,
De
caricias,
Siempre
parecía
Haber
otra frase,
Otro
juego,
Otra
canción acústica
Acompañada
de una
Voz
ronca y distraída.
Nos
despedimos a la
Mañana
siguiente,
Admito
que me dieron
Ganas
de besarla
Como
despedida y
Que
estoy convencido
De
que no he presenciado
Imagen
más poética y
Melancólica
que su
Figura
alejándose
Sin
afán alguno
De
mi presencia,
De
mis palabras
Y
de mis caricias.
Entré
a mi cuarto,
Me
acosté en la cama,
Puse
la canción que
Siempre
utilizo antes
De
comenzar a escribir,
Una
canción bastante
Sencilla
y floja desde
Su
composición musical,
Pero
que me pone en
La
tónica adecuada para
Sentarme
un par de
Horas
a teclear sin parar,
Una
canción que escuché
Con
detenimiento antes
De
mirar el reloj que
Marcaba
las 11:23 a.m.,
Bostezar,
Dar
una vuelta en la cama,
Sonreír
con ironía
Y
tener absoluta claridad
Sobre
al menos un aspecto
De
mi banal existencia:
No
quiero volver a verla
Aunque sea una mujer
Extraordinaria,
Pues
no es más que la
Repetición
de una serie
De
características que
Busco
y no ha logrado
Sorprenderme
en ningún
Momento
de la velada;
No
se puede estar
Con
alguien que no
Te
sorprende,
Para
eso me tengo
A
mí mismo.
Por:
Juan José Cadena D.
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