Había
un ambiente inexplicable,
Efímeros
pensamientos desdibujados
Que se
olvidan entre parpadeos invisibles.
Había
un ambiente inexistente,
Estrellas
fugaces que quieren esconderse
De suspiros
ajenos y entrecortados.
Había
sueños pegados en el techo,
Remolinos
interminables y distraídos
Que
se ven muy lejanos en el tiempo.
Fue
una sorpresa irrelevante,
Latigazos
de cordura camuflados
Entre
tanta podredumbre.
Fue una utopía momentánea,
Gritos
infinitos y desesperados
Que
rebotan sin cesar en las paredes.
Fue
encarcelamiento hostil,
Antiguos
pergaminos transparentes
Que
luchan por guardar secretos.
Existió
cierta incoherencia,
Palabras
que salen disparadas
Extraviando
puentes invencibles.
Existió
cierta ambigüedad profunda,
Ondas
que oscilaban en la nada
En busca
del tonto que las despertó.
Existió
inmediato reconocimiento,
Mentiras
con diamantes en los dedos
Que dicen
poco más de lo que son.
Había
fuego ilusorio que se tambaleaba,
Fuego
extraño que no quería ser ceniza,
Baile
eterno que no necesitaba música.
Fue
el sable que extravió el silencio,
Silencio
necesitado de un observador,
Raíz
sin futuro habitando la realidad.
Existió
la armonía entre las nubes,
Armonía
resplandeciente al anochecer,
Una
embarcación sin ancla que desplegar.
Había
infinidad de posibilidades,
Fue
una ambivalente eternidad,
Existió
el chispazo del destino.
Ya
no hay más que el vacío mismo,
No
se es más que ilusiones vagas,
La
existencia es una cualidad innecesaria.
Por:
Juan José Cadena D.
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