Atrapado.
Un tanto moribundo y un tanto muerto.
Acostado boca arriba sin sentir la
piel.
Ojos bien abiertos pero perdidos,
inundados.
Hambre… mucha hambre y poco más.
A la espera, en tiempo fuera, a la
expectativa.
No hay ayer ni mañana que aguante.
Rincones con gritos que se alejan.
Bienvenido sea y mucho gusto.
Deslumbramiento total, incluso fatal.
Pensamientos que se pierden, se
esfuman.
Uno que otro segundo que se va.
Ideas prematuras con contrastes
artificiales.
Electricidad trascendental aunque
esquiva.
Vergüenza maquillada y lista para
modelar.
Momentos implacables de quietud
auditiva.
El arribo esperado.
Esperanza que se dibuja de a pocos.
Señales inconfundibles que se dilatan.
Aplastado contra la misma
incertidumbre.
Parpadeos eternos.
Blancura insostenible e inevitable.
Risas.
Siempre a la espera de algo más.
Ultimátum no entendido del todo bien.
Disparos al aire que no dañan las
nubes.
Últimos instantes de desesperación.
Planificación perfecta pero mal
ejecutada.
Ya no queda nada.
Fantasmas entre calles desiertas.
Nostalgia.
Dolor.
Por: Juan José Cadena D.
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