Llegué
en una carrera inexistente
Solo
para darme cuenta de que estaba solo
Y de
que el sudor había sido malgastado
Por
culpa de pensamientos que no vale la pena evocar.
Había
muchas personas que no me miraban
Entonces
yo fingía no mirarlas
Aunque
en secreto intentaba entender qué hacían
Por
qué hablaban sobre política,
Por
qué se emocionaban contando anécdotas,
Por
qué criticaban la película;
Y en
todos observaba ese hastío por la vida
Que
solo es perceptible en los silencios.
Ella
me saludó y yo le devolví el saludo
Traía
una vestimenta que no era del todo adecuada,
Pues
su cuello se veía demasiado largo
Y
sus hombros demasiado delgados.
No
me gusta cuando se viste de verde,
Sus
ojos no combinan con el verde
Y
menos si es uno tono tan opaco
Y no
ha querido ponerse maquillaje;
Por
eso al saludarla sentí el frío de la muerte
Que
se posó en mi mejilla izquierda,
Ojos
ovalados,
Ojos serenos que parecen de cristal
Escondiendo
su alma,
Dejándola
como cualquier mortal,
Arrebatándole
su chispa de eternidad.
Caminamos
sin destino fijo unos minutos,
Me
atrevo a decir que hasta caminamos en círculos
Porque
andábamos sin que nada cambiara
Más
allá de nosotros mismos.
Ella
no hablaba de política
Ni
se emocionaba cuando relataba alguna anécdota
Ni
criticaba la película;
De
hecho, hablaba muy poco,
Comentaba
sobre temas que no me interesan
Y
siempre encontraba la manera de conectar
Cualquier
objeto del presente con su infancia;
Su
voz se atenuaba un poco
Cada
vez que hablaba de su infancia.
Yo
sonreía cuando sentía su emoción en el aire,
Ella
lo notaba y hacía un gesto con su boca,
Yo
aprovechaba ese gesto para observarla
Y me
costaba mucho trabajo dejar de hacerlo;
“No
la mires tanto, idiota” decía una voz profunda,
“Las
mujeres odian que las miren tanto,
Temen
que encuentres todas sus imperfecciones,
No
quieren perder el tácito tacto divino que poseen,
Que
su melodía se interrumpa ante un espectador importante,
Porque
ya eres importante aunque lo sepas,
Por
algo está hablando contigo”;
Me
volteo con cierto disimulo,
Entiendo
que tiene la razón,
Tiene
sentido.
De
igual manera, la miro sin que ella se percate,
Jugamos
a que nuestros ojos no se encuentren
Aunque
soy el único que juega
Y el único que tiene algo que perder.
Yo
le hablo de lo poco que conozco del mundo
Y a
ella parece agradarle,
Se
ríe cuando siente que debe hacerlo
Incluso
cuando no siente ganas,
Cuando
ningún mecanismo se ha activado;
A mí
no me importa lo que está pensando,
En
este momento solo quiero verla:
Tiene
una pequeña cicatriz abajo del hombro derecho,
Dos
lunares casi ocultos por los pliegues de su blusa,
Zapatos
oscuros,
Uñas
púrpuras,
La
nariz un poco torcida.
Yo
guío su mirada mostrándole otras personas,
Haciendo
comentarios sobre ciertos edificios,
Ella
me hace caso y puedo oler su cabello,
El
olor es como su color y forma,
No
tiene nada de especial.
Nos
despedimos tras haber comido algo,
Ella
me hace sentir la muerte de nuevo
Mientras
yo intento hacerla sentir algo,
No importa
mucho el qué,
Tan solo
quiero que me sienta,
Que
entienda que bajo mi carne
Hay
un alma que revolotea en silencio.
Quedamos
de vernos en un futuro
Mientras
nos dirigíamos una sonrisa;
Creo
que fue una sonrisa honesta,
Una
de esas sonrisas que te mueven.
Se
fue con calma, con la vista baja,
Con
su brazalete dorado y su collar,
Yo
me quedé sabiendo que nunca sería igual,
Que
la perfección se había esfumado
Y no
quedaban más que calles entre nosotros.
Llegué
a mi casa a sabiendas de que no quería llamarla,
Me quedé
pensando en otros asuntos,
Tal vez
en política,
Tal vez
en anécdotas que me emocionen,
Tal vez
en que la película no es tan buena;
De
seguro me harían falta sus ojos ovalados,
Todos
necesitamos un trago deletéreo de vez en cuando.
A veces
pienso en ella.
Por:
Juan José Cadena D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario